CEIM resume la situación indicando que va finalizando un ejercicio caracterizado por la elevación directa de la carga tributaria sobre las empresas, que han debido ajustar sus plantillas a los nuevos costes impuestos por el Gobierno; a la par que indirectamente sobre los trabajadores al no deflactarse el IRPF en consonancia con el alza del IPC.
Estas circunstancias, acompañadas de un posible destope de cotizaciones y el incremento ya aprobado de 0,6 puntos en contingencias comunes para el próximo año, nos abocan a un escenario sombrío, en especial para los jóvenes y los parados con menor cualificación.
Ello se traduce también, subrayan los Empresarios de Madrid, en el descenso interanual de los contratos formativos (un 12%), particularmente el de prácticas (31%).
CEIM lamenta que se opte por incentivos públicos, rebajas selectivas, bonos y subvenciones, en lugar de afrontar que el Estado de Bienestar “solo es sostenible y eficaz si ajustamos su desmedido coste, mejoramos su eficiencia y lo dotamos de ingresos provenientes de más puestos de trabajo”.
En cuanto a la contratación, profundamente alterada por la reforma de finales del pasado año, registra un incremento exponencial de los fijos discontinuos (que maquillan las estadísticas de paro al no figurar como tal en los períodos sin servicio efectivo), pero también se ven indicios claros de más rotación y menor duración de los contratos indefinidos ordinarios.
Llama la atención, insiste CEIM, que solo el 38% los contratos indefinidos firmados en octubre sean ordinarios a jornada completa, puesto que los fijos discontinuos alcanzan ya el 37% y los restantes son a tiempo parcial (25%).
En resumen, la reforma de 2021 no ha cambiado esencialmente el mercado de trabajo, aunque sí las estadísticas de indefinidos, frente a temporales, principalmente en el Sector Privado.