En este escenario, Gesinter da un nuevo punto de vista sobre la rivalidad entre Washington y Pekín, que no dará un ganador único, sino en un liderazgo compartido. “La discusión sobre quién ganará, Estados Unidos o China, es estéril, porque
van a ganar los dos: las empresas tecnológicas americanas por un lado y las compañías tecnológicas y de consumo de China por otro”, explica Joan Esteve, director de inversiones de Gesinter. Según el experto, la innovación que están estimulando ambas potencias y la magnitud de las inversiones “están impulsando un ciclo de crecimiento global sin precedentes”.
China ha logrado un avance “extraordinario” en la última década. Su economía ha superado con creces a Europa en productividad e innovación, y se aproxima cada vez más al nivel tecnológico de Estados Unidos. “No sólo se está poniendo al nivel tecnológico de Estados Unidos, está innovando por su cuenta, como con DeepSeek. Y cada vez importa más lo que pasa allí en todo el mundo”, apunta Esteve. Este progreso se apoya en una sólida base industrial y en una estrategia estatal que sitúa la tecnología en el centro del modelo económico.
Los datos reflejan, además, un cambio estructural en el comercio y el consumo chinos. Solo el 16 % de las exportaciones se dirige a Estados Unidos, mientras que más del 80 % tiene como destino el resto del mundo. “Esto demuestra que su economía está cada vez más diversificada y que su tecnología es superior a la de la mayoría de los países”, indica el director de inversiones. A esto se suma el auge del consumo interno, que “era muy pequeño y ahora cada vez está incrementándose más como parte del PIB; de hecho, es uno de los motores y va a continuar siendo uno de los motores del mundo”.
El próximo plan económico quinquenal chino (2026–2030), incluye específicamente el proyecto conocido como AI Plus, dirigido a estimular la integración de la inteligencia artificial en todos los sectores productivos. “Vamos a ver una generalización del uso de la inteligencia artificial en todos los sectores. Todavía estamos en los inicios. A pesar de que mucha gente ya usa ChatGPT, el uso va a ser generalizado y habrá un crecimiento exponencial de las aplicaciones como sucedió con el smartphone. El recorrido es enorme”, señala Esteve.
La gigantesca innovación tecnológica simultánea de las dos superpotencias anticipa una década de alta competitividad y crecimiento sostenido de la productividad. En una hegemonía que acabará siendo compartida también gracias a la elevada interdependencia y sinergias de la tecnología.
“No es un juego de suma zero, no es una competición con perdedores” resume Joan Esteve, director de inversiones de Gesinter, “sino el inicio de una etapa en la que China y Estados Unidos están impulsando juntos una nueva revolución tecnológica y de crecimiento mundial que generará mucho valor”.