Además, la nota de solvencia refleja la posición de liquidez modestamente mejor debido al impacto del canje de deuda en las necesidades de financiación del Gobierno y atendiendo a los recientes desarrollos económicos positivos.
A pesar de las dificultades para obtener apoyo del Congreso y de los gobernadores provinciales para un difícil programa de ajuste, el Gobierno ha logrado avances iniciales en la reducción de su déficit fiscal, la reducción de la brecha entre el tipo de cambio oficial y el de las principales empresas y la acumulación de reservas de divisas.
Asimismo, la agencia ha resaltado que la tasa de inflación mantiene una tendencia a la baja en los últimos meses (cayendo al 13,2% mensual en febrero), aunque sigue siendo alta.
La calificación de Argentina podría ser reducida por parte de S&P si las políticas negativas o los acontecimientos políticos socavan el acceso limitado de Argentina a financiación, ya que por ahora los mercados de capitales globales siguen cerrados para el país sudamericano.
Por el contrario, podría elevarse la nota de solvencia si se aprecia una ejecución exitosa de políticas económicas que continúen abordando los principales desequilibrios macroeconómicos estructurales de Argentina, sentando las bases para mejores resultados fiscales, contención de la alta inflación y una recuperación económica sostenible.