El gran partido de este año, que se celebrará en Las Vegas el 11 de febrero, enfrentará a los Kansas City Chiefs de la AFC con los San Francisco 49ers de la NFC. Así pues, una victoria de los Chiefs (en busca de dos campeonatos consecutivos) podría, en teoría, indicar una caída del mercado bursátil. Por otro lado, una victoria de los 49ers (que participan por octava vez en la Super Bowl) supondría un mercado alcista y días felices para los inversores.
Pero, ¿cómo de preciso ha sido históricamente este indicador? Por desgracia para los aficionados al fútbol americano de todo el mundo, la respuesta no es que no demasiado. Aunque el indicador nunca se había equivocado en el momento de la tesis original de Koppett y durante sus primeros años, solo ha “acertado” seis veces en las últimas 20 Super Bowls (desde 2004 hasta 2023).
Como dirán los inversores avezados, correlación y causalidad son dos cosas muy distintas. Aunque seguiremos la Super Bowl LVIII con interés (sobre todo por su legendario espectáculo en el descanso), no nos quitará el sueño para saber qué nos puede decir sobre las rentabilidades futuras.
Nuestro punto de vista
Observamos que 2024 ha comenzado con ecos de 2020. Los mismos equipos que compitieron por la 54ª Super Bowl, los Kansas City Chiefs y los San Francisco 49ers, vuelven a verse las caras el domingo y parece más que probable que también tengamos a los mismos candidatos presidenciales disputándose la Casa Blanca.
Si bien algunos pueden fijarse en el indicador de la Super Bowl para predecir los futuros rendimientos del S&P 500, cabe señalar que en todos los años electorales desde la creación del índice Russell 2500 (empresas estadounidenses de pequeña y mediana capitalización), éste ha superado al S&P 500. Sin duda, se trata de una tendencia que esperamos que se mantenga y que se repita en 2024.
Dejando a un lado la Super Bowl o las victorias o derrotas políticas, nuestra perspectiva para el año que viene sigue siendo la misma en líneas generales: somos optimistas respecto a los mercados de renta variable estadounidenses y, en particular, respecto a las perspectivas de las empresas de pequeña y mediana capitalización. La economía estadounidense, y sobre todo el consumidor estadounidense, sigue gozando de buena salud, y la lucha de la Reserva Federal contra la inflación parece bien encauzada. Las estimaciones de beneficios para el S&P 500 en 2024 son de dos dígitos bajos, y superiores para las SMID estadounidenses.
Los SMID estadounidenses también parecen atractivos desde el punto de vista de las valoraciones, y la clase de activos sigue cotizando con un descuento históricamente grande respecto a los valores de gran capitalización estadounidenses.
Si 2023 estuvo dominado por los Siete Magníficos, creemos que 2024 podría ser testigo de una mayor ampliación en beneficio de una cesta más amplia de valores. No obstante, sigue existiendo cierto potencial de volatilidad, por lo que sigue siendo importante tener un sesgo hacia la calidad para mitigar los resultados inesperados.