Esta apreciación se ve confirmada en el hecho de que un 76% de los empresarios familiares declaren su intención de incrementar sus inversiones en España a lo largo de este ejercicio, así como en sus previsiones de incrementar ventas y empleo (más del 60% contempla este escenario).
No obstante, identifican entre los principales riesgos para la economía española a corto y medio plazo la persistencia de la inflación (así lo cree el 64% de los encuestados); la elevada deuda pública que soporta España (el 47% comparte esta opinión) y el encarecimiento de la financiación que está provocando la política monetaria más restrictiva aplicada por el BCE para atajar la escalada de los precios, como lo señala el 46%.
A su juicio, tampoco ayudaría a mejorar la situación de las empresas factores como la alta rigidez de los sistemas de contratación y despidos, los altos costes laborales. Asimismo, un problema añadido que detectan en el mercado laboral es la ausencia de profesionales con perfiles adecuados a sus necesidades. En conceto, casi 8 de cada diez empresarios (el 78%) se pronuncia en este sentido, y creen que el grado de adecuación de los perfiles profesionales del mercado a sus estructuras apenas si roza el aprobado (4,86 de 9 puntos). Aseguran además que los profesionales más demandados por ellos en este momento serían los relacionados con oficios de la industria y los servicios (49%); desarrolladores de negocio y comerciales (30%) e ingenieros (23%).
Como dato curioso de la encuesta, se deprende que uno de los principales motivos de preocupación de los empresarios familiares para el crecimiento económico de España es “la capacidad de la clase política” (así lo cree el 86% de los encuestados). De hecho, éste sería el principal factor de preocupación para la mayoría, a bastante distancia de otros factores, como el aumento de precios (49%); la corrupción (39%) o la guerra entre Rusia y Ucrania (33%).
Medidas estructurales para impulsar el crecimiento
“Las empresas familiares son muy conscientes de la compleja coyuntura económica nacional e internacional, y vienen apuntando desde hace tiempo medidas estructurales que permitirían reforzar la competitividad de las empresas y de la economía española en general. No obstante, tienden por naturaleza a sobreponerse a las dificultades y seguir planificando a largo plazo y con la vista puesta en los territorios en los que se asientan”, declara Victoria Plantalamor, presidenta de ADEFAM.
A tenor de los resultados arrojados por la encuesta, los empresarios familiares opinan que las medidas estructurales que España necesitaría para intensificar su crecimiento económico serían, por este orden: el recorte de las Administraciones Públicas y el aumento de su eficiencia, la mejora del sistema educativo, la reducción de la complejidad normativa y la mejora de la seguridad jurídica; la reforma de la fiscalidad empresarial, con especial atención a una reducción del impuesto de Sociedades y un mejor tratamiento de la reinversión de beneficios; la reforma del sistema energético, con el fin de reducir el coste de la energía; la introducción de incentivos a la innovación; la reducción de las cotizaciones sociales de las empresas, y un modelo salarial adaptado a cada empresa y asociado a la productividad.
Cambio climático e Inteligencia Artificial
Por primera vez la encuesta de percepción económica de ADEFAM ha preguntado a los empresarios familiares sobre la incidencia en sus organizaciones de fenómenos como el cambio climático o la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA). En relación con estos aspectos, seis de cada diez (61%) consideran el cambio climático como un factor de riesgo que puede condicionar el crecimiento de sus empresas en el medio y largo plazo, y un 65% percibe la implantación de la IA en diversos ámbitos de la economía, la sociedad y la empresa como una oportunidad. A pesar de esta apreciación, son mayoría (el 85%) los que declaran no utilizar aplicaciones o sistemas basados en IA en sus procesos de forma recurrente.