Así lo ha indicado el presidente de UPA, Cristóbal Cano, en declaraciones a Europa Press, quien también ha apuntado que "el precio del aceite de oliva virgen extra ronda los ocho euros y medio, en el caso del aceite virgen normal ocho euros y la calidad lampante se centra en torno a los siete euros", y ha destacado que "el aceite que menos se ha resentido en la subida de precios ha sido el virgen extra, siendo el que experimenta mayor valor de comercialización".
Asimismo, ha apuntado que "el incremento de precios ha provocado que el consumidor nacional haya contraído un poco el volumen de aceite que compra", pero ha subrayado que "no podemos obviar que el aceite de oliva es insustituible, debido a los beneficios saludables que produce, y así lo demuestran los múltiples estudios científicos y médicos", por tanto, "ese posible desplazamiento del aceite de oliva por otras grasas vegetales no se puede equiparar a cambiar una cosa por otra", ha matizado.
En este contexto, Cano ha señalado que en los diez meses de campaña de comercialización olivarera de la temporada 2022/2023, "se ha vendido más de 896.000 toneladas de aceite de oliva en nuestro país", al tiempo que ha subrayado que "a pesar de la poca disponibilidad de aceite, debido a una caída de la producción en 660.000 toneladas en esta temporada, sumada a unas perspectivas de una segunda mala campaña consecutiva, como será la 2023/2024, la comercialización de aceite de oliva muestra buenas cifras".
Al hilo de lo anterior, ha indicado que "estos datos son un claro ejemplo de que el consumidor se mantiene fiel al aceite de oliva" y ha agregado que "el consumidor mundial cada vez es más consciente de los beneficios que tiene consumir aceite de oliva porque es invertir en salud".
En esta línea, el representante de UPA-A ha señalado que "la producción de la campaña anterior fue de 660.000 toneladas y hemos vendido 896.000, con lo cual se han vendido 230.000 toneladas más que el aceite producido" y ha aclarado que "este hecho se debe al enlace de campaña, del aceite que quedó en los últimos meses de comercialización correspondiente a campañas pasadas y a las importaciones".
Las consecuencias en el consumo nacional
En cuanto al consumo nacional del aceite de oliva, éste ha caído en España más del 50% durante el primer semestre del año tras una campaña marcada por la peor cosecha del siglo y la subida mantenida de los precios, siendo esta una de las conclusiones que se desprende del estudio presentado por el Máster Propio en Administración de Empresas Oleícolas de la Universidad de Jaén a través de su Observatorio de Consumo y que ha sido recogido por Europa Press.
A tenor de datos oficiales macro de consumo doméstico elaborados a partir de información con fuente en el Sistema de Información de los Mercados Oleícolas (SIMO), en relación con los consumos, todo referido a la demanda dentro del territorio nacional, esta ha cedido un 51%, lo que conlleva que se ha producido una caída de consumo nacional total de aceites de oliva del 51%.
El mercado internacional olivarero
Con respecto al consumo a nivel internacional, Cano ha subrayado que "sigue una senda de incremento", aunque "evidentemente, en términos relativos, porque en volumen de aceite hay una caída debido al descenso de la producción".
En este sentido, ha insistido en "la importancia de continuar con las campañas de promoción y difusión de la bondad del aceite de oliva por todo el mundo, que está teniendo como resultado una competencia continua en el crecimiento, en las exportaciones o en mercados tan importantes como Estados Unidos", siendo este "el principal país consumidor de aceite de oliva a nivel internacional con algo más de 300.000 toneladas compradas".
En cuanto a la competencia internacional en el mercado olivarero, el representante sindical ha señalado que "España posee el liderazgo en el sector del aceite de oliva, ya que nosotros producimos algo más del 50% del aceite de oliva generado por todo el mundo", y ha agregado que "lo que pasa aquí es lo que marca la tendencia de todo lo relativo al aceite de oliva".
Al hilo de lo anterior, ha incidido en que "más que preocuparnos por lo que pasa en otros países tenemos que preocuparnos por maximizar el valor de nuestro aceite de oliva y en diferenciar los aceites en función también de su origen, poniendo especial énfasis en los que tienen como origen el olivar tradicional, que es el que más dificultades tiene y mejor aceite produce".
Previsión campaña 2023/2024
En cuanto a la previsión para la próxima campaña 2023/2024, Cano ha alertado de que "es negativa porque la situación de sequía, que venimos arrastrando desde hace algo más de dos años, y las altas temperaturas que tuvimos en plena época de floración del olivar en prácticamente toda la zona olivarera de nuestro país, especialmente del Valle del Guadalquivir en Andalucía, hace que nos encaminemos a una segunda mala cosecha consecutiva, y eso va a tensionar los mercados".
De igual forma, ha advertido que "en el mejor de los escenarios, en la próxima campaña, como mucho igualará la cifra de producción del año pasado (660.000 toneladas)", y ha agregado que "si sumamos la campaña pasada y la futura, estamos en el entorno del 1,2 millones de toneladas, mientras que una campaña media en España está por encima del 1,3 millones de toneladas, es decir, que en dos años no vamos a ser capaces ni siquiera de producir lo que una campaña media en España"
En este sentido, ha apuntado que "esto se traduce en tensión y dificultad para todo el mercado y para toda la cadena de valor, empezando por el papel de los agricultores, que de poco sirve el precio que tiene ahora el aceite en origen, cuando no existe, lamentablemente, una cosecha significativa que poder vender".
En este contexto, las soluciones que ha propuesto el representante sindical para paliar los problemas de sequía son "apostar por prácticas agrícolas sostenibles, mejorar las propiedades de los suelos optimizando hasta la última gota de agua que apliquemos en nuestros regadíos, ser conscientes de que tenemos restricciones y, sobre todo, reclamar a las administraciones un esfuerzo en la creación de nuevas infraestructuras para tener más agua disponible para riego, y a su vez un nuevo reparto de ese recurso".
Igualmente, ha añadido que es importante "asegurar en cierta manera el futuro de las zonas rurales de Andalucía y del olivar tradicional, que con baja dotación de regadío tiene una respuesta muy positiva, y un nuevo reparto del agua que asegure una estabilidad en esas cosechas y en los ingresos de los agricultores de cientos de pueblos de la comunidad andaluza".
Finalmente, el representante de UPA-A ha concluido que "una comercialización buena en los precios actuales y unas perspectivas de mala cosecha son circunstancias que nos permite asegurar que a corto plazo no atisbamos una disminución de los precios ni en origen ni en el resto de eslabones de la cadena a día de hoy y a medio plazo".