El aumento de la capacidad de análisis y el impulso en la productividad son algunos de los beneficios de las soft skills que las empresas ven como una ventaja en las nuevas generaciones.
Ante un panorama laboral en constante transformación, las empresas y los profesionales han reconocido que no basta con tener habilidades y conocimientos técnicos, sino que es fundamental desarrollar competencias socioemocionales, como las conocidas soft skills, que integran aspectos como la comunicación, la inteligencia emocional o la creatividad.
Es decir, se trata de poner en valor aptitudes de los empleados que la tecnología como las nuevas herramientas de IA no puede producir.
El aumento de la valoración de las soft skills por parte de las empresas es una tendencia en alza ya que, según estima el Foro Económico Mundial, al menos el 50% de las habilidades laborales requerirán de habilidades blandas para conseguir afrontar la resolución de problemas complejos y la toma de decisiones. “En un mundo laboral en constante evolución, las competencias técnicas son importantes, pero las habilidades blandas son las que realmente marcan la diferencia. El desarrollo de estas habilidades aumenta la posibilidad de éxito en el entorno laboral actual ayudando a construir una carrera sólida a largo plazo” expresa Juan Luis Moreno, CIO de The Valley.
Las generaciones jóvenes, como la Generación Z, Alpha y Millennial están especialmente vinculadas con el desarrollo y la aplicación de las soft skills en el entorno laboral. Se trata de profesionales que han crecido en un entorno de rápida evolución tecnológica y cambios constantes que les ha permitido adquirir habilidades esenciales para afrontar los desafíos actuales. Por ello, muestran una gran capacidad para desarrollar este tipo de habilidades que marcan la empleabilidad actual de las empresas por los beneficios que estas tienen para las compañías:
1. Impulsan la productividad: las soft skills relacionadas con el trabajo en equipo, como la capacidad de colaborar, negociar, resolver conflictos y construir relaciones sólidas, fomentan un ambiente de trabajo colaborativo y mejoran la eficiencia en la ejecución de tareas y proyectos.
2. Aumentan la capacidad de análisis: el análisis requiere de la aptitud para comunicar resultados y hallazgos de manera clara y concisa, por eso, habilidades blandas, como la empatía y la inteligencia emocional, facilitan una comunicación efectiva con las partes interesadas, tanto al presentar los resultados como al colaborar en la resolución de problemas que a su vez junto con el pensamiento crítico, ayudan a considerar diferentes perspectivas, evaluar las implicaciones éticas y comunicar eficazmente las decisiones tomadas.
3. Facilitan el aprendizaje de las competencias digitales: la curiosidad, el pensamiento crítico, la colaboración, la adaptabilidad y la flexibilidad influyen en la capacidad de aprendizaje de las competencias digitales. Estas habilidades proporcionan una base sólida para abordar los desafíos del aprendizaje digital, trabajar en equipo, resolver problemas y adaptarse a los cambios tecnológicos en curso.
4. Son complementarias a las hard skills: la combinación de ambas habilidades es crucial para un desempeño laboral exitoso y equilibrado, pues permiten a los profesionales plantear nuevas perspectivas, generar ideas innovadoras y encontrar soluciones efectivas a problemas complejos.
5. Fortalecen la confianza personal: gracias a las habilidades blandas que ayudan a mejorar la comunicación efectiva, fomentar la empatía y la inteligencia emocional, desarrollar competencias de resolución de problemas y toma de decisiones, los empleados se sienten más seguros de sí mismos y con mayor confianza en su capacidad para enfrentar desafíos y tener éxito tanto a nivel personal como profesional.