En ella han participado también la compañía estadounidense Mondelēz International, una de las 10 empresas más grandes del mundo de la industria alimentaria (a través de su plataforma de inversión de impacto Sustainable Futures); The Food Tech Lab, fondo especializado en el sector agroalimentario; un grupo de inversores de la red de business angels de Esade Alumni, Esade BAN; y la family office Brigantia Capital Investment, entre otros.
“Para nosotros, es fundamental que nuestros inversores compartan nuestra visión de contribuir a mejorar el medioambiente y que estén dispuestos a ayudarnos en esta misión con sus conocimientos y contactos, ya sea en el sector alimentario o en otros sectores clave como la alimentación para mascotas, la horticultura o los productos electrónicos. Es decir, para esta primera ronda hemos buscado tanto ‘impact money’ como ‘smart money’”, afirma Françoise de Valera, cofundadora y CEO de Pack2Earth.
La compañía la crearon en 2022 en Barcelona Françoise de Valera y Glenn Du Pree, dos aficionados a correr trail y al senderismo de larga distancia que, horrorizados por la cantidad de envases plásticos de productos alimentarios que veían abandonados en sus escapadas, decidieron desarrollar nuevos materiales sostenibles que no dañaran al medioambiente. Actualmente ya tienen en estado avanzado de trámite dos patentes PCT de los primeros materiales biobasados, elaborados a partir de materias de origen vegetal y mineral, compostables a temperatura ambiente, aptos para envasar productos secos (como el café soluble), semilíquidos (como la miel) o líquidos con larga vida útil (de 6 a 12 meses aproximadamente, dependiendo del producto).
“El 91% de los plásticos de todo el mundo no se recicla, y el 9% que sí, en el proceso desprende un 13% aproximadamente en microplásticos, además de necesitar, en la mayoría de los casos, de la adición de plástico virgen tras pocos ciclos de reciclado para mantener sus propiedades. Por si fuera poco, muchos plásticos comunes contienen sustancias como ftalatos, BPA o antimonio, que son nocivas para la salud de las personas. Nuestros materiales, cuando terminan su ciclo de vida, lo ideal es desecharlos en el contenedor marrón de los residuos orgánicos, pero en caso de que acaben donde no tienen que acabar, como por ejemplo en vertederos, igualmente se convertirán en un compost libre de tóxicos y microplásticos donde podrán crecer nuevas plantas”, explica Françoise de Valera.
El equipo de I+D+i de la compañía ha desarrollado dos materiales diferentes que se sellan entre sí; un film flexible y un material de moldeo por inyección, aptos para fabricar envases de diversos formatos (sobrecitos, bandejas con tapa flexible, pouch, etc.) y artículos que se fabriquen en un molde (vasos, piezas para equipos electrónicos, etc.). En la actualidad, está llevando a cabo pilotos con unas 25 empresas, muchas de ellas del sector alimentario, como el grupo Vicky Foods (propietaria de las marcas Dulcesol, Horno Hermanos Juan y Be Plus) a través del programa KMZERO, o Angulas Aguinaga, o las marcas de alimentación para mascotas Platinum o Dingonatura.
El capital conseguido con esta primera ronda de financiación permitirá a la compañía acelerar el avance de estos pilotos (algunos de ellos se encuentran en fase de desarrollo y otros en fase de preventa), empezar a licenciar sus materiales y seguir protegiendo la propiedad intelectual. Y de cara a finales de año, espera levantar una ronda semilla de otro millón de euros para empezar a escalar su facturación, ampliar su oferta, acceder a otros mercados como el estadounidense y reforzar su equipo, actualmente formado por ocho personas.