En concreto, se solicitan dos líneas de ayudas directas para paliar el impacto de los precios de la energía (electricidad y gas natural) y para limitar el impacto de la alarmante subida de precios de las materias primas
Y -según esta alianza- los tiempos son urgentes “para garantizar la continuidad de la actividad manufacturera”, según han manifestado en carta dirigida a la vicepresidenta Calviño, a la ministra Maroto y a Presidencia del Gobierno.
La Alianza por la Competitividad de la Industria Española está constituida por ANFAC y SERNAUTO (automoción), AOP (refino), ASPAPEL (papel), FEIQUE (química y farmacia), FIAB (alimentación y bebidas), OFICEMEN (cemento), PRIMIGEA (materias primas minerales) y UNESID (siderurgia).
La Alianza señala que “los países industriales de nuestro entorno están habilitando líneas de apoyo para proteger su actividad económica industrial así como la generación de empleo y riqueza que supone, lo que generará un diferencial competitivo insalvable, si el Gobierno español no hace otro tanto”.
En ese camino, cita el ejemplo de cómo la entrada en vigor de las nuevas medidas de compensación energética a la industria alemana, prevista a partir de enero de 2023, ya se ha traducido en anuncios de reducciones de precios de venta de productos alemanes en hasta un 30%, induciendo una profunda distorsión del mercado interior europeo.
En consecuencia, la Alianza por la Competitividad de la Industria Española solicita que el Gobierno habilite con urgencia dos líneas de ayuda, básicas para las actividades industriales manufactureras:
Ayudas directas para paliar el impacto de los precios de la energía (electricidad y gas natural) en las facturas de los consumidores industriales, en línea con lo adelantado en el Plan “+Seguridad Energética”. A tal efecto, deben activarse de inmediato las líneas de ayuda directa a demanda energética dotando al menos hasta 2, 25 o 50 millones de € por industria, cifras habilitadas por la Comisión Europea desde el pasado mes de marzo y ya adoptadas por otros países industriales europeos, como Alemania. Y hay que destacar al respecto cómo las nuevas directrices adoptadas amplían dichas cifras hasta 4, 100 o 150 millones de euros en su nuevo y más permisivo marco temporal de ayudas ante la guerra de Ucrania.
Ayudas directas para limitar el impacto de las materias primas que, afectadas por la crisis energética o el conflicto bélico, han incrementado de forma alarmante su precio, poniendo en riesgo la continuidad de las operaciones industriales. Entre estos insumos gravemente afectados se encuentran los minerales estratégicos y críticos, los semiconductores, el gas como materia prima no energética -esencial para la cadena agroalimentaria (fertilizantes, CO2, materias primas plásticas) y sanitaria-, u otros esenciales para los diferentes sectores industriales de nuestra economía.
La Alianza pone de relieve que nuestra industria compite esencialmente con las principales economías industriales europeas. Es necesario que se realice un esfuerzo similar al de los países de nuestro entorno en apoyo de la continuidad del tejido productivo, que es el que genera mayor riqueza y empleo de calidad. Y recuerda que, aunque posiblemente la industria es el sector económico con mayor resiliencia ante los periodos críticos, al mismo tiempo es el más difícilmente recuperable cuando debe asumir cierres y desinversiones.