Así, la debilidad del euro se ha amplificado por la fortaleza de la divisa estadounidense toda vez que el dato -peor de lo esperado- del IPC de Estados Unidos en marzo y publicado este pasado miércoles ha rebajado las expectativas de recortes de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed).
En esa línea, el mercado ahora sólo se espera un recorte en la segunda mitad del año en Estados Unidos cuando se apostaba hace apenas una semana por tres recortes que empezarían en junio.
Asimismo, frente a un mercado que daba por sentado que la Fed daría el primer paso en el ciclo de flexibilización monetaria y que el BCE iría detrás, la presidenta del 'guardián del euro', Christine Lagarde, aclaró ayer en la comparecencia de prensa que el BCE es "dependiente de los datos, no dependiente de la Fed".
Por ello, el consenso apunta a tres bajadas de los tipos de interés de cuarto de punto por parte del BCE en lo que queda de año.
Según los datos del mercado consultados por Europa Press, el euro acumula una depreciación de más del 3,5% respecto al dólar en lo que va de 2024.
Además, el BCE afronta una mayor presión para rebajar los tipos -el llamado 'precio del dinero' y piedra de toque que modula las condiciones financieras y la economía-, ya que la inflación de los estados miembros se sitúa en niveles en torno al 2% (el objetivo del banco central) y las previsiones de crecimiento económico para el presente ejercicio apuntan a estancamiento.
Aunque en este último punto también hay excepciones europeas como la de España, de la que se espera un crecimiento del 1,9%, según ha informado esta jornada el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Por contra al BCE, la Fed se puede permitir mantener el acelerador de la política monetaria agresiva a la vista de que la inflación se ha enquistado por encima del 3% -el presidente de la Fed, Jerome Powell, ya alertó que la 'última milla' para doblegar la inflación sería la más difícil- y el crecimiento económico y los datos de empleo son todavía fuertes.