Las mujeres españolas cobran un 12% menos que los hombres por hacer el mismo trabajo. Esta es una de las conclusiones del estudio “Within Job Gender Pay Inequality in 15 Countries”, que se ha publicado en Nature Human Behaviour y que ha sido realizado por un equipo internacional de investigadores –entre los que se incluye la profesora del IESE Marta Elvira, así como Halil Sabanci y Paula Apascaritei, doctores por el IESE. Los investigadores han examinado miles de datos administrativos para entender mejor la brecha de sexo en la remuneración de trabajos esencialmente iguales.
Según el informe, en términos absolutos en España, las mujeres cobran un 15,8% menos que los hombres. Este dato no diferencia el tipo de empleo ni el sector. En cambio, cuando hablamos de un mismo puesto de trabajo en una misma empresa, las mujeres cobran un 12% menos que los hombres.
Estos datos llevan a la conclusión que, en el caso de España, hay un 77% (12,1%/15,8%) de brecha salarial causada por el sexo; es decir, que el sexo es la causa mayoritaria de las diferencias salariales observadas para un mismo empleo en compañías equiparables.
El otro 23% de esta brecha salarial es debida a causas relacionadas con los convenios colectivos, las negociaciones empresariales, o la formación que acreditan los individuos (que tengan o no cursos o masters relacionados con su trabajo).
No obstante, los resultados varían ampliamente, y de manera llamativa. Si nos fijamos en la brecha de sexo en cuanto a ingresos en los 15 países estudiados, esta oscila entre un 10,6% en Hungría y un considerable 40,6% en Corea del Sur, teniendo en cuenta diferencias de edad y de formación y el trabajo a tiempo parcial.
Pero, cuando se observan las brechas salariales por un mismo trabajo a causa del sexo, emergen patrones distintos. Mientras que en Israel el sexo está detrás de poco más de un tercio (35%) de la diferencia salarial por un mismo trabajo, en Hungría la cifra asciende a más de cuatro quintas partes (83%). España se acerca a este último extremo con un 77%, mientras que Alemania y Estados Unidos se sitúan cerca del promedio, con un 54% y 48%, respectivamente.
En conclusión, en la actualidad, las diferencias tanto en el tipo de trabajo como en un mismo tipo de trabajo contribuyen a la brecha salarial de sexo. Por eso, "las políticas que exigen la igualdad salarial tienen un importante papel que desempeñar en la creación de igualdad de género en el mercado laboral", concluyen los autores. Con respecto a las diferencias laborales, las empresas deberían revisar sus propias políticas de contratación y promoción para garantizar menos profesiones condicionadas por el sexo, así como cuestionar "las percepciones sociales sobre qué trabajo se define como valioso".