Iberdrola, con ingresos de 49.300 millones de euros el año pasado y presencia en más de 30 países, es una de las mayores energéticas del mundo. Su actual estrategia se basa en la expansión, refuerzo y digitalización de sus redes de transporte y distribución, así como el impulso de las energías renovables. Sin embargo, alrededor del 17% de su capacidad sigue siendo de gas, un combustible fósil muy contaminante cuya progresiva reducción es imprescindible para hacer frente a la crisis climática.
El estudio ‘Power Moves and Power Failures: a first assessment of European utilities' transition plans’ (disponible en inglés aquí), elaborado por especialistas de diferentes organizaciones europeas –entre ellas, IIDMA– que forman parte de la coalición Beyond Fossil Fuels, destaca que Iberdrola tiene un plan de transición coherente y ambicioso que se ve ensombrecido por no haber desvelado qué planes tiene para sus centrales de gas. “Para que la compañía siga siendo líder en transición energética debe comprometerse a cerrar todas sus centrales de gas en Europa a más tardar en 2035”, sostiene la abogada ambiental del IIDMA y una de las autoras del informe, Carlota Ruiz-Bautista. El compromiso pasa porque la empresa renuncie a vender estas centrales: “Si la empresa vende sus centrales de gas no se garantiza una reducción real de las emisiones puesto que podrían continuar funcionando por parte de otros propietarios”, añade.
Por otro lado, el estudio concluye que Iberdrola debería incluir un objetivo específico para el metano en su plan de acción por el clima y sería deseable que ofreciera más detalles sobre su Capex (gasto en capital) para poder evaluar plenamente el plan de inversiones de la empresa y su coherencia con la evolución material requerida.
Además de la energética española, el estudio evalúa los planes de Enel, ENGIE, EPH y Statkraft y, aunque se observa un aumento generalizado de las inversiones en energías renovables, una parte significativa de su gasto de capital continúa apostando por el desarrollo de centrales de gas fósil, infraestructuras e incluso carbón. “Los planes de transición de EPH, Enel y Engie no tienen sentido (...), siguen planeando desarrollar centrales de gas fósil, obstaculizando la capacidad de Europa para alcanzar sus objetivos climáticos”, asegura Pierre-Alain Sebrecht, de Reclaim Finance. “Las instituciones financieras deben reorientar su financiación hacia empresas eléctricas con planes de desarrollo sostenible. Iberdrola y Statkraft demuestran que los planes de transición centrados en soluciones eólicas, solares, de almacenamiento y de red fácilmente disponibles y desplegables son viables y rentables”, agrega.
Para la elaboración de este análisis se ha utilizado una novedosa metodología consistente en analizar 45 indicadores clave de rendimiento (KPI) de cinco categorías —reducción de emisiones, planificación energética, CAPEX, planificación climática y transparencia—para evaluar de manera uniforme a las cinco empresas e identificar los componentes que pueden ayudar a garantizar que sus planes sean creíbles.