En paralelo, el 76% de los profesionales valora más que un líder que delegue y confíe en su equipo, frente a tan solo un 4% que prefiere a un jefe “siempre disponible”, o un 20% que se inclina por que esté solo para urgencias.
“La desconexión total sigue siendo una excepción, a pesar de que este concepto está en las estrategias personales del 100% de los directivos, es decir, se aboga y pone el foco por la desconexión total como una necesidad, pero llegado el momento se generan muchas dudas sobre los límites y alcances de la desconexión”, señala Óscar Vitales, Executive Search & Consulting Senior Associate en Hays España. También añade que “La sensación de estar ‘siempre disponibles’ todavía persiste, especialmente en cargos de alta responsabilidad.”
Los directivos que logran desconectar mejor suelen trabajar en grandes empresas con estructuras sólidas, donde la delegación está más interiorizada. En cambio, en pymes o startups, donde los roles son más transversales, las urgencias no entienden de vacaciones y la desconexión se vuelve misión imposible. Además, los sectores con picos de actividad en verano, como el comercio o la industria, también dificultan esa pausa necesaria.
El precio de no parar
Cuando no se consigue desconectar, las consecuencias no tardan en aparecer: frustración, estrés, decisiones precipitadas y pérdida de motivación. “La sensación de haber estado de vacaciones sin descansado puede trasladarse rápidamente a los equipos. Y eso, a la larga, mina el clima laboral”, añade Vitales.
Esta falta de descanso tiene impacto en los procesos de selección tras el verano. “En septiembre vemos candidatos agotados, poco claros en sus decisiones o con cambios motivados más por el desgaste que por una estrategia profesional bien planteada”, asegura el experto de Hays.
¿Está cambiando el liderazgo?
La desconexión empieza, cada vez más, a formar parte del ADN del liderazgo moderno. Según la consultora, los directivos con perfil más senior valoran el descanso como un activo estratégico, pero les cuesta dejar atrás un estilo basado en la presencialidad. En el caso de los líderes jóvenes y próximas generaciones, si bien entienden la desconexión como una condición indispensable, en muchas ocasiones puede provocarles presiones en entender las reales necesidades de su rol en términos de corto plazo.
En este contexto, la capacidad de gestionar el tiempo, delegar y equilibrar vida personal y profesional se ha vuelto una soft skill esencial en los procesos de selección. “Lo que el directivo nos demuestre en el proceso de selección en su estilo de liderazgo será lo que traslade a sus equipos, y, con la actual evolución cultural hacia entornos de trabajo más flexibles, si el líder no participa de esa necesidad, no es el ejemplo y no lo proyecta, no conseguirá fidelizar equipos de alto rendimiento”, afirma Vitales.
¿Cómo desconectar sin cargo de consciencia?
Desde Hays, los expertos aconsejan abordar las vacaciones con una estrategia clara: planificar la desconexión con antelación, delegar responsabilidades de forma efectiva y comunicar los límites de disponibilidad desde el inicio. La clave está en confiar en el equipo y evitar la tentación de estar “siempre conectados”.
Además, recomiendan establecer un canal único para emergencias, que permita intervenir en el caso de ser realmente necesario, protegiendo así el descanso sin comprometer la operatividad.
Por último, proponen aprovechar este periodo no solo para descansar, sino también para el crecimiento personal a través de actividades no directamente relacionadas con el trabajo, como un curso breve, una lectura estratégica o una conferencia inspiradora. Según afirma Vitales, “esta combinación permite desconectar del día a día sin renunciar al desarrollo personal y profesional, aportando una sensación de aprovechamiento real del tiempo”.
Asimismo, también hacen un llamamiento a las empresas: “Es necesario redefinir el contrato emocional con los líderes, fomentar culturas que valoren el descanso y garantizar que los valores se traduzcan en comportamientos reales, empezando por los puestos de mayor responsabilidad”, concluye el experto.