Según el informe ‘Rentabilidad económica y Agenda 2030’ de la Red Española del Pacto Mundial, el 40% de las empresas españolas, que cuentan con consejos de administración, disponen de una comisión donde se abordan temas de sostenibilidad. Sin embargo, tras un análisis realizado por Bank of Climate, confirma que efectivamente hay intención y propósito, pero un alto grado de desconocimiento a la hora de marcar una hoja de ruta para implementar políticas de descarbonización efectivas, más allá de las fuentes de energía renovable y eficiencia energética.
“La inversión en activos medioambientales, entendida a priori fuera de la cadena de valor de las empresas, es importante porque no solo genera impacto ambiental y social. También ayuda a gestionar riesgos financieros, a cumplir con regulaciones, mejorar la reputación, atraer inversores y promover la rentabilidad a largo plazo a través de un mayor valor añadido a los clientes”, manifiesta Antonio Sánchez de León, Managing director de Bank Of Climate. “La sostenibilidad no solo es ética, sino que también es estratégica y rentable para las empresas. Y sabemos que sostenibilidad sin rentabilidad no es viable, por eso pensamos que es mejor ser proactivos”.
Bank of Climate tiene su origen en la reforestación y ha evolucionado para convertirse en una plataforma original y pionera de inversión en soluciones basadas en la naturaleza, a través de la gestión de créditos de carbono. Lanzada este año y con la incorporación de Miraltabank en su accionariado, cuenta con un Hub de expertos, alianzas, conocimiento y tecnología para ayudar a las empresas en su descarbonización.
En los últimos años, las estrategias y reportes en ESG han ganado importancia en la agenda de prioridades de las compañías españolas. Las empresas que suman más de 250 trabajadores y una facturación superior a 40 millones de euros deben presentar una memoria anual de sostenibilidad o Estado de Información No Financiera.
Y si bien no están obligadas la pequeñas y medianas empresas, cada vez más también lo tienen en cuenta, en un contexto en el que, según la encuesta de Nielsen sobre responsabilidad social corporativa, el 66% de los consumidores están dispuestos a pagar más por productos y servicios de empresas que tienen un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.