“Ignorar el estrés puede llevar a una disminución de la satisfacción laboral y, en última instancia, a un agotamiento profesional. Además, afecta a las relaciones personales y la calidad de vida en general. Por ello, es importante reconocer y abordar este problema de manera proactiva, ya sea a través de estrategias personales, como la gestión del tiempo y la búsqueda de apoyo, o mediante la comunicación abierta en el entorno laboral para buscar soluciones”, explica Jorge Buenavida, psicólogo de BluaU de Sanitas.
Asimismo, a pesar de que pueda resultar sorprendente, las repercusiones del estrés también se extienden, en ocasiones, a la salud dental: “las situaciones de tensión prolongada pueden originar malos hábitos como el bruxismo, una acción que consiste en apretar o rechinar los dientes involuntariamente. Esta costumbre, a su vez, desencadena otra serie de problemas dentales como desgaste del esmalte, sensibilidad dental, enfermedades en las encías como gingivitis o periodontitis y, en casos extremos, daño en las articulaciones temporomandibulares”, señala Lorena Trinidad, odontóloga de Sanitas Dental.
En este sentido, acorde al Estudio Sanitas de Salud Bucodental de 2023, más de 2 de cada 10 trabajadores consideran que su actividad profesional afecta a su salud bucodental (24,34%, en su mayoría mujeres) y que lo hace principalmente por estrés (70,73%).
Ante esta situación, el psicólogo Jorge Buenavida y el médico Efraín López, de BluaU de Sanitas han redactado una serie de consejos para gestionar el estrés en el trabajo:
Comunicación abierta y resolución de conflictos: un trato transparente y la capacidad para abordar enfrentamientos de manera constructiva con los compañeros es fundamental para mantener un ambiente laboral saludable. De este modo, se elude la acumulación de tensiones y se fomentan relaciones positivas.
Descansos breves y organización del tiempo: colaboran a la hora de prevenir la fatiga y el agotamiento. Con ello, se produce un equilibrio adecuado entre el trabajo y el descanso que aumenta la productividad y aminora la presión constante.
Establecer límites y prioridades: permiten evitar la sobrecarga de tareas, brindando un prisma más eficiente en las tareas prioritarias. Esto merma la sensación de agobio y promueve un equilibrio entre el empleo y la vida personal.
Prácticas de mindfulness y respiración profunda: son herramientas efectivas para reducir el estrés y centrar la mente en el momento presente. Además, estas prácticas ayudan a mantener la calma y a perfeccionar la toma de decisiones en situaciones complejas.
Establecer rutinas saludables: incorporar hábitos saludables en la vida diaria, como una dieta equilibrada, ejercicio regular y un buen patrón de sueño ayuda a mejorar el bienestar general aportando más fuerza mental y física, así como claridad para afrontar los desafíos del día a día. El ejercicio ayuda a liberar endorfinas, menguando el nerviosismo y mejorando el estado de ánimo. Por lo tanto, integrarlo en la rutina diaria también es clave para mantener un bienestar dentro y fuera del lugar de trabajo.
Buscar actividades de ocio: dedicar tiempo a nuevos hobbies o a actividades personales que se disfrutan fuera del trabajo es fundamental para mantener el equilibrio vital y reforzar aspectos como la autoestima y saber relativizar.