Del agua surge la vida, y de las fuentes, la vida social y económica de los pueblos. Tradicionalmente, estas estructuras han sido puntos neurálgicos donde los vecinos se reunían para recoger agua, lavar o dar de beber a las bestias de carga. Pero también eran puntos de intercambio de información, de tertulia y de socialización. A día de hoy, mucha gente toma a las fuentes como lugar de referencia para reunirse con allegados. Lo que muchos no saben es que alguna de ellas tiene una historia curiosa detrás...
Fuente de Arriba, en Chinchón. De ‘reciente’ construcción (años 60), la fuente se integra de manera orgánica en el conjunto de la Plaza Mayor. Llama poderosamente la atención su robusto frontal, con dos caños a los lados del escudo de armas del pueblo, situado justo en el centro. ¿El origen de su nombre? Diferenciarla de la ‘fuente de abajo’, que se puede visitar también accediendo por una puerta en la plaza a lo que hoy en día es la Oficina de Turismo.
Fuente de los Tritones, en Nuevo Baztán. Vigilando la Iglesia de San Francisco Javier, esta fuente de clara inspiración barroca, es la única fuente, que se sepa, diseñada por José de Churriguera. Aunque la han movido de sitio en varias ocasiones, siempre ha estado en la Plaza de la Iglesia de Nuevo Baztán. En esta fuente se pueden admirar los tres tritones, animales marinos de gran simbolismo que con sus colas sujetan la sencilla taza de la que emana el agua hacia el estanque inferior.
Fuente del lavadero de Pozo Marcos, en Villarejo de Salvanés. Se trata de la única fuente histórica que queda dentro del casco urbano, ya que la otra, ‘El Pilar’, fue desmantelada en la década de 1980. Sin duda era el centro neurálgico de Villarejo de Salvanés, pues funcionó como lavadero hasta la década de los 70, cuando ya las lavadoras llegaron a los hogares corrientes. Construida en el siglo XVIII, el agua venía de un manantial unos 200 metros más arriba de la fuente. En las obras de recuperación de la fuente, ha aparecido una galería muy antigua que construyeron nuestros antepasados, al final de la cual está el agua.
Fuente Neoclásica, en Carabaña. En plena Plaza de España, se construyó esta sobria fuente durante el reinado de Carlos III, en 1798. Vino a sustituir otra del siglo XVII que no solucionaba el abastecimiento de la población, para lo que también había sido levantada. Antes, hubo otra que, según fuentes históricas, se construyó en tiempos de Felipe II. De esta fuente conviene destacar su sencillez, pero a la vez su elegante pilón bien conservado. A día de hoy sigue siendo un lugar de encuentro para los carabañeros.
Fuente del Zacatín, en Colmenar de Oreja. La fuente del barranco de los jardines del Zacatín, o abreviado, la fuente del Zacatín. Es uno de los lugares de referencia de Colmenar, siendo la fuente más cercana al pueblo. El agua llega a una robusta galería de cantería para verter por un solo caño en una amplia caja cubierta por un entramado de losas apoyadas sobre arcos románicos. De esta primera galería pasa el agua a otro pilón descubierto y luego a otro. Lo más destacable era el sistema que seguía para poder disponer de 4 usos distintos: del único caño disponible se recogía el agua para el consumo doméstico. El agua restante se trasvasaba a la cuba para otros usos. El primer pilón se utilizaba como abrevadero y el segundo como lavadero.
Como curiosidad, la mayoría de las fuentes que se pueden admirar en Las Vegas & Alcarria Madrileña están construidas a base de piedra sacada de las canteras de Colmenar de Oreja, lo que otorga más valor si cabe a su construcción, ya que se emplean materiales de la propia tierra y como resultado se obtienen verdaderas obras de arte que adornan y embellecen las calles de unos pueblos únicos tan solo unos pocos kilómetros de la capital...