Este recorrido espiritual comienza en la Iglesia de San Ignacio de Loyola, ubicada en el Paseo de Andrés Vergara, 5. Este edificio se mandó construir concebido como una capilla en 1912, por D. Andrés Vergara y su esposa, Dña. Rosario Manzaneque, quienes descansan en las dos capillas laterales al altar mayor. La historia de esta construcción discurre en paralelo al desarrollo de la Colonia de la Estación como una actuación de labor social de la Casa de Vergara, junto a otras muchas.
Esta iglesia inicialmente se llamó “Nuestra Señora del Rosario”, y en 1950 se transformó en Parroquia con el nombre de San Ignacio de Loyola. Cuatro años más tarde, el arquitecto D. Manuel Martínez Chumillas fue el encargado de ampliar el templo. Años más tarde, en 1964, la obra sufrió una nueva ampliación, esta vez en su fachada norte para albergar el Colegio San Ignacio de Loyola.
Como anécdota, el edificio inicial tenía una única campana llamada “Rosario” que se cayó y durante la reconstrucción del monumento se decidió fundir dicho elemento, para dar vida a otras tres más: “Teresa”, “San José” y “Madre de Dios”.
La siguiente parada será la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, ubicada en la antigua carretera de Galapagar. Este templo se encuentra protegido en el catálogo de Bienes Inmuebles con grado estructural y fue construido por Vicente Sánchez de León, en colaboración con José y Gaspar Blein Zarazaga.
Esta iglesia es el resultado de una reforma y ampliación de la antigua capilla del Carmen, de 1910, que mantiene sus muros laterales como antesala a una nave de mayor volumen.
La última parada de este camino por las joyas religiosas del municipio será la Iglesia parroquial de la Asunción nuestra Señora, que se encuentra situada en la avenida de Valladolid, nº 26. Este conjunto arquitectónico, del cual no se conoce con exactitud ni su fecha de construcción, ni su autor, lo forman la parroquia, la casa parroquial y el jardín interior. Esta iglesia destaca por su estilo austero propio del renacimiento, y resulta singular en comparación con otras de la Comunidad de Madrid tras un estudio de 346 iglesias, capillas y ermitas.
En cuanto a su estructura destaca por estar construida con una única nave, y ábsides ochavados propios de algunos monumentos de los siglos XVI y XVII, en región. Pero, su singularidad reside en la carencia de contrafuertes, tanto interiores como exteriores, o edificaciones laterales que pudieran sustentarla. Además, cuenta con una armadura cubierta de tipo “par y nudillo” de influencia toledana, ya que la Iglesia de las Santas Justa y Rufina en Toledo presentan una cubierta similar.
En su interior encontramos dos pilastras cerca del presbiterio que, aunque podrían sugerir la presencia de un arco triunfal, estructuralmente no es posible debido a la falta de contrafuertes. Estas pilastras, de diseño austero, parecen reflejar el diseño propio de la época para diferencia la nave del ábside.
Por último, el campanario es de estilo herreriano barroco en su frontis, y en las bolas de remate lateral, con una fecha grabada; 1640.
La Iglesia se mantiene en activo, y en perfecto estado de conservación, como uno de los templos más importantes de la localidad.
Este recorrido por las joyas religiosas de Torrelodones no solo enriquece el alma, sino que también permite a los visitantes conectarse con la rica historia y el legado arquitectónico del municipio, haciendo de cada visita una experiencia memorable.