El informe “Digitalización y conectividad en la industria automotriz: panorama actual y perspectivas futuras”, elaborado por Next Mobility sobre digitalización y conectividad en la automoción en el marco del PERTE VEC, subraya que la combinación de urbanización acelerada –con más del 68 % de la población mundial viviendo en ciudades a mediados de siglo– y la revolución digital sitúa a la movilidad en el centro de la sostenibilidad y la calidad de vida.
En este contexto, el vehículo conectado emerge como protagonista: una plataforma digital capaz de intercambiar hasta 25 GB de datos por hora con infraestructuras, otros vehículos o la nube. Esta capacidad abre un abanico de servicios inéditos que van desde seguros personalizados hasta la participación activa de los coches en la red eléctrica mediante tecnologías V2G.
Según el informe, la movilidad en la actualidad se construye sobre varios pilares:
- Multimodalidad integrada: metro, autobús, coche compartido o bicicleta bajo una sola plataforma digital.
- Conectividad en tiempo real entre vehículos, infraestructuras y usuarios.
- Sostenibilidad, gracias a la electrificación y la optimización de rutas.
- Seguridad vial, mediante la automatización progresiva.
- Experiencia centrada en el usuario, bajo el modelo de Movilidad como Servicio (MaaS).
El objetivo no pasa por construir más carreteras, sino por aprovechar mejor las ya existentes con sistemas inteligentes de gestión del tráfico y el aparcamiento. “Esto significa menos atascos, más seguridad en carretera y una movilidad más asequible para los ciudadanos”, destaca el informe.
El coche que conduce contigo: nace el copiloto virtual
Uno de los hallazgos más llamativos es la transición de los actuales sistemas de asistencia al conductor (ADAS) hacia los copilotos virtuales. Estos no se limitan a funciones aisladas como mantener el carril o frenar automáticamente, sino que integran múltiples capacidades para convertirse en asistentes inteligentes, contextuales y adaptativos.
Pueden actuar como decisores redundantes, filtrar la información más relevante en cada momento, reducir la carga mental del conductor o incluso adaptar dinámicamente el estilo de conducción. En definitiva, un paso hacia experiencias personalizadas que acercan a la sociedad a la conducción autónoma.
La inteligencia artificial toma el volante
La verdadera fuerza de esta transformación es la inteligencia artificial (IA). Sus aplicaciones van desde la conducción autónoma hasta la gestión predictiva del tráfico urbano o la optimización logística de la última milla.
Ejemplos ya en marcha incluyen sistemas de semáforos inteligentes que han reducido hasta un 40 % los tiempos de espera en ciudades pioneras. Algunos ejemplos de éxito internacional en ese sentido son el sistema SURTRAC en Pittsburgh (EE. UU.), que ha reducido hasta un 40 % los tiempos de espera en semáforos, o el proyecto City Brain en Hangzhou (China), que optimiza el tráfico urbano mediante inteligencia artificial.
La IA también permite anticipar patrones de movilidad, detectar incidentes en tiempo real, planificar transporte público de forma dinámica y ofrecer asistentes conversacionales a los viajeros. Y es que el error humano está detrás del 95 % de los accidentes de tráfico en Europa. Según la Comisión Europea, las tecnologías de asistencia obligatorias podrían salvar más de 25.000 vidas y evitar al menos 140.000 lesiones graves para 2038. La digitalización del vehículo se convierte así en una herramienta de seguridad pública, además de eficiencia y sostenibilidad.
Por su parte, en logística, optimiza rutas de reparto, coordina drones y robots autónomos y reduce el impacto ambiental de las entregas urbanas.
Los datos, el nuevo combustible del automóvil
La digitalización convierte a los datos en el nuevo petróleo de la automoción. Hoy, un coche conectado genera 25 GB de información por hora, y en casos avanzados hasta 4 TB al día, volumen equivalente al consumo mensual de datos de más de 3.000 usuarios de móvil.
Esta capacidad abre nuevas oportunidades de negocio como:
- Seguros personalizados, bajo el modelo “paga como conduces”.
- Smart parking, con reserva y pago automático de plazas libres.
- Mantenimiento predictivo, que reduce costes y tiempos de inactividad.
- Charging-as-a-Service, basado en recarga inalámbrica y bidireccional.
El potencial económico es enorme: se estima que el mercado global de tecnologías automotrices futuras superará los 1,6 billones de dólares en 2034, con un crecimiento anual superior al 20 %.
Más vidas salvadas, menos atascos: la promesa de la digitalización
El avance no está exento de desafíos. El documento impulsado por Next Mobility alerta sobre la necesidad de garantizar la ciberseguridad de los vehículos conectados, considerados ya infraestructuras críticas; de establecer marcos claros de privacidad y gobernanza de datos; y de asegurar la interoperabilidad de sistemas para evitar un ecosistema fragmentado. La aceptación social también es clave: la confianza de los ciudadanos marcará el ritmo de implantación de tecnologías como la conducción autónoma o los sistemas de tarificación dinámica.
Hoy predominan los niveles intermedios de automatización (L2 y L2+), pero el salto a L3 y L4 exigirá avances en fusión sensorial, percepción robusta y arquitecturas de computación más potentes. Los expertos prevén que la automatización total (L5) se consolide primero en nichos como robotaxis urbanos o corredores logísticos. Aquí, tecnologías como el edge computing, el deep learning o los GNSS de nueva generación jugarán un papel decisivo, permitiendo vehículos más autónomos, precisos y seguros.
La digitalización del automóvil no es solo un cambio tecnológico, sino un motor de transformación urbana, económica y social. Requiere colaboración entre fabricantes, administraciones y ciudadanos, además de políticas inclusivas que eviten la brecha digital y garanticen que los beneficios de la movilidad inteligente lleguen a todos los segmentos de la sociedad.
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