En la vida, ¿es usted más ‘depredador’ o ‘presa’? (este test lo dirá)

(Olivier Mesly, ICN Business School) Cada instante de nuestra vida nos coloca en el papel del “depredador” o de la “presa”. A veces, nos enorgullecemos de haber salido victoriosos frente a un vendedor que considerábamos deshonesto, mientras que en otras ocasiones nos quejamos de nuestro agotador día de trabajo bajo las órdenes de nuestros superiores.

Image description

¿Cómo detectar estos roles? Tomemos el ejemplo de un vendedor de coches de segunda mano que nos ofrece un vehículo sin revelar sus defectos ocultos. Él es efectivamente un depredador si acabamos comprando y todos los elementos de la depredación están presentes.

Aquí me refiero a la red de depredación, también conocida como la red del 5-5. En primer lugar, se requieren cinco componentes esenciales (llamados estructurales) para concluir que se trata de un acto depredador:

  • La presencia de un depredador (en este caso, el vendedor).

  • La presencia de una presa (en este caso, nosotros).

  • Una herramienta (en este caso, la publicidad engañosa del automóvil en cuestión).

  • Un riesgo o una lesión (en este caso, la pérdida financiera resultante del valor real del vehículo).

  • Un efecto sorpresa (en este caso, la asimetría de información que hizo que el vendedor ocultara datos que habrían cambiado nuestra decisión de compra).

A veces tendemos a llamar a ciertas personas depredadoras sin que haya un elemento de sorpresa: sin embargo, para concluir que se trata de una depredación, en algún momento de la dinámica interaccional necesariamente debe haber una ruptura inesperada de la confianza, un efecto sorpresa.

La ‘red de depredación’ o ‘red del 5-5’.

Los cinco otros elementos esenciales (llamados funcionales) de la red de depredación son:

  • La identificación de la(s) vulnerabilidad(es) de una persona.

  • Un señuelo. Por ejemplo, promesas poco realistas (como las que hacía el financiero Bernard Madoff, arrestado en 2008 por estafa). Este elemento ha sido objeto de nuestras investigaciones.

  • Una presión. Por ejemplo, frases como “apresúrese, la demanda es alta y el producto se agotará rápidamente”.

  • La activación de la trampa. Por ejemplo, un contrato que contiene cláusulas desfavorables escritas en letra pequeña ilegible o incomprensible, o un sitio web cuya navegación obliga al usuario a revelar información sensible.

  • La sumisión. Por ejemplo, no se puede salir del contrato a menos que se paguen tarifas compensatorias exorbitantes.

Si observamos de cerca, podemos ver que todas las interacciones depredador-presa en el mundo animal siguen este modelo del 5-5. Si hay un depredador, necesariamente hay una presa. En la vida cotidiana, constantemente oscilamos entre una postura y la otra.

Comportamientos universales

Basándome en estos conocimientos, diseñé un cuestionario general en el que se incluyen preguntas sobre los comportamientos de depredador y presa de manera aleatoria (una técnica común en la investigación psicológica para evitar sesgos).

Esta escala de medición tiene como objetivo evaluar las relaciones entre personas en diversas circunstancias. Ha sido revisada por expertos y administrada a alrededor de cincuenta grupos con desde dos (parejas) hasta 30 e incluso 250 individuos, en Francia y Canadá, en varios tipos de relaciones, como la del vendedor y el comprador en el sector automotriz o la del director de orquesta y sus músicos.

Y usted, ¿es más bien un depredador o una presa? ¡Haga el test!

Dibujo de un águila cazando un pez
El efecto sorpresa, característico de una situación depredadora. Pxhere, CC BY-SA

En primer lugar, observé que no es la realidad lo que importa, sino su percepción: basta con que una persona crea que otra está tratando de abusar de ella, sin que necesariamente sea el caso, para activar el sistema de vigilancia propio de todo individuo. Esto se conoce como depredación percibida, que es un término cercano al concepto de riesgo percibido o amenaza percibida utilizado en diversos campos, incluida la psicología.

Más específicamente, se deduce que la depredación percibida, medida por el ratio presa-depredador que indica nuestra vulnerabilidad, no debe superar ni un límite alto ni un límite bajo para que las relaciones sean viables y posiblemente duraderas. Más allá de estos límites, los conflictos se vuelven ingobernables.

La misma tendencia se observa con el ratio inverso, depredador-presa, que indica nuestro deseo de mantener cierto control sobre nuestra vida: mis mediciones muestran una constante de 1,3. Por debajo de 1,1 y por encima de 1,8, las díadas se vuelven disfuncionales: en el primer caso, hay un sentimiento de victimización insoportable, y en el segundo, una tendencia sociopática que se manifiesta como falta de empatía y comportamientos calculadores, astutos y fríos.

Sorprendentemente, encontré esta constante en un análisis del mercado estadounidense que buscaba establecer un índice de depredación económica histórica. La curva generada a lo largo de unos cincuenta años mostró un pico significativo durante el período de las hipotecas subprime (también llamados préstamos hipotecarios depredadores) de 2007-2009.

Consecuencias para la toma de decisiones

Para reforzar mi argumento, llevé a cabo un estudio en un laboratorio de realidad virtual. Allí, creé un escenario en el que un trabajador financiero promete ganancias a los participantes de un viaje a un mundo virtual en el que pueden ganar o perder dinero.

Para simular el peligro de depredación, creé y diseñé un monstruo que aparecía de manera aleatoria durante el viaje. Entre unos treinta voluntarios, la mayoría de los hombres comenzaron a reír. Las mujeres, en cambio, a menudo se asustaban y a veces se desorientaban.

La depredación percibida tuvo un efecto en el comportamiento y la toma de decisiones de algunos participantes.

Por último, realicé un estudio de resonancia magnética funcional (fMRI) que involucró a veinte voluntarios. Mientras se les escaneaba el cerebro, los participantes debían recorrer un laberinto en el que podían ganar o perder dinero según su capacidad para escapar de su perseguidor, que aparentaba ser relativamente inofensivo.

Imagen cerebral cuando el individuo se siente seguro. Fourni par l'auteur
Imagen cerebral cuando el individuo se siente en peligro (aparición de la imagen de una serpiente). Fourni par l'auteur

Sin embargo, de manera aparentemente esporádica y durante una fracción de segundo, aparecía la imagen de una serpiente sin previo aviso (habíamos evaluado previamente su fobia a las serpientes). Dependiendo de si el participante se sentía más depredador que presa, se activaban diferentes áreas de su cerebro, y cuanto más se sentía presa (especialmente ante el efecto sorpresa de la imagen de la serpiente), más se activaban las áreas cerebrales involucradas en este comportamiento y más errores cometían, equivocándose en el camino del laberinto.

Estos estudios ponen de manifiesto nuestra naturaleza profundamente arraigada al reino animal y las similitudes de comportamiento que compartimos con otras especies. Y también muestran nuestra capacidad para adaptar nuestro comportamiento según las circunstancias y las interacciones sociales.

Poseemos todos los componentes neurobiológicos, psicológicos y sociales que nos hacen actuar como depredadores o presas en cualquier momento, pero en general intentamos no sobrepasar los límites de las relaciones razonables.

Olivier Mesly, Enseignant-chercheur au laboratoire CEREFIGE, université de Lorraine, professeur de marketing, ICN Business School

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

The Conversation

Tu opinión enriquece este artículo:

El 72,2% de los gallegos cree que la estabilidad y la seguridad laboral es clave al elegir un empleo

El mercado laboral español vive una transformación acelerada, marcada por la convivencia inédita de cuatro generaciones en activo, una brecha de expectativas creciente y una percepción cada vez más clara: no basta con tener un buen salario, es necesario cuidar el bienestar emocional y ofrecer una propuesta de valor al empleado. Así lo refleja el informe “Perspectivas Laborales Intergeneracionales”, elaborado por Gi Group Holding, en colaboración con las áreas de RRHH de BBVA y Vitaance.

Los gallegos mantienen su fidelidad a los bares pese a la inflación, según un estudio de Suntory Beverage & Food Spain

Suntory Beverage & Food Spain, líder en la fabricación y distribución de marcas de bebidas reconocidas como Schweppes® y La Casera®, y socio estratégico de la hostelería desde los años 50, ha colaborado con la Universidad Complutense de Madrid en un estudio para conocer los hábitos de los gallegos en los bares. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), España es el país con más establecimientos hosteleros por habitante, con uno por cada 175 habitantes.

Jóvenes de vidrio, no de cristal: el documental con el que ANFEVI rompe los estereotipos y reivindica el valor de la transformación

La psicóloga y divulgadora, Rocío Ramos-Paúl; el escritor y crítico, Juan Manuel de Prada; el chef estrella Verde Michelin, Samuel Moreno; el profesor Ángel Luis González, o el galardonado fotoperiodista Óscar Corral, son solo algunos de los nombres que han participado en esta obra, dirigida por Jaime Dezcallar, enriqueciéndola con sus diferentes perspectivas y reflexiones

Valencia, Andalucía y Cataluña concentran el 53% de las hipotecas solicitadas para segunda residencia en 2025

Con el mes de julio a la vuelta de la esquina, millones de españoles están a punto de comenzar sus vacaciones de verano. Muchos de ellos, repetirán destino al contar con una segunda residencia fuera de su ciudad habitual como es el caso de 2,9 millones de hogares españoles, tal y como publica el INE. Y la cifra no para de crecer en un contexto donde adquirir una segunda vivienda es una aspiración común para muchos, ya sea como una casa de vacaciones, una residencia para los fines de semana o como una inversión inmobiliaria.

Cuáles son las tres ciudades con mejor calidad de vida en 2025, según un informe de Deutsche Bank (spoiler alert: ninguna es española)

Luxemburgo, Copenhague y Ámsterdam son las tres ciudades con mejor calidad de vida en 2025, según el último informe ‘Mapping the world’s prices 2025’ elaborado por Deutsche Bank Research Institute, que analiza los precios de determinados productos y servicios en 69 ciudades de todo el mundo y compara la calidad de vida en estas urbes a través de parámetros como el poder adquisitivo, la seguridad, la asistencia sanitaria, el clima, la contaminación, el tiempo de desplazamiento y la relación entre el precio de la vivienda y los ingresos.

Éste sitio web usa cookies, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de cookies.