Una crónica que teníamos guardada hasta que el árbitro tocó el silbato que daba el pitido final al último partido del Granadero esta temporada. Partido que también se saldó este Domingo pasado con un contundente triunfo 2-4 con el Club Argentino como visitante.
Cualquiera podría pensar que, luego de conseguir el objetivo prioritario hace dos semanas —el ansiado ascenso a Primera Regional—, el partido que podía coronar al equipo como campeón de la categoría sería tomado simplemente como "la frutilla del postre". Sin embargo, el Club Argentino de Fútbol, a pesar de ser un club recién nacido, lleva en sus venas genes de grandeza. Y su equipo lo ha entendido así en estas breves, pero intensas, dos temporadas de existencia.
Quizás por esa autoexigencia, sumada al aliento de casi mil hinchas que se acercaron a La Garena para apoyar al equipo y vivir la primera vuelta olímpica en suelo madrileño, el Granadero salió al campo con nervios y sin la precisión habitual en su juego. Enfrente, un rival digno, que le planteó resistencia y supo neutralizar durante el primer tiempo ese dominio que los muchachos de blanco y celeste suelen imponer.
No fue hasta los diez minutos del segundo tiempo que se rompió el hechizo. Una combinación entre los Álvarez por la izquierda dejó a Turrón entrando en velocidad al área, para definir con un remate al primer palo. El gol convirtió esa tensión colectiva en un desahogo inolvidable, con Julián Álvarez (sí, otro Álvarez) festejando frente a su familia como en aquella final de Qatar.
A partir de allí, volvió a aparecer el Argentino de toda la temporada. Ese que encadenó más de quince victorias consecutivas y demostró, semana a semana, ser el mejor del campeonato. Por eso no sorprendió que llegara la goleada. El cuarteto de ataque empezó a encontrarse: Punchi, Gómez, Lucero y Tomás, con más de cincuenta goles entre los cuatro, comenzaron a bailar. Así llegó el tanto del 15, el eje del equipo, y el golazo de Gómez: una media vuelta al ángulo que desató el delirio.
La Garena se convirtió en una fiesta. Banderas de Diego y Lionel en lo alto, bombos, trompetas y más de dos mil personas siguiendo la transmisión por YouTube desde todos los rincones del planeta. Porque este equipo no tiene fronteras: tiene alma.
Tres a cero, final del partido, invasión de campo y vuelta olímpica compartida entre jugadores, familiares e hinchas. Un broche de oro que refleja la gran virtud de este Argentino: La unión. La certeza de que el compromiso colectivo, la pasión por el fútbol y el trabajo diario pueden cumplir sueños.
Salud, Club Argentino, por esta estrella. La primera de muchas que ya empiezan a brillar en el cielo de los grandes clubes de España. El tiempo lo dirá.
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