De esta forma, también podrían verse afectados los fabricantes en el exterior que exporten a Estados Unidos, ya que sus equipos no podrían contar con aluminio ruso o partes hechas con este material en ninguna de las etapas de la fabricación. El arancel al aluminio entrará en vigor el 10 de marzo, mientras que el aplicable a sus derivados lo hará un mes después, el 10 de abril.
Esta nueva medida se suma a la planeada a comienzos de febrero por la cual se decretaba un arancel del 200%, pero, en aquel entonces, solo a la compra del metal en sí, no a sus derivados.
La primera iniciativa de la Casa Blanca ya se llevaba contemplando durante varios meses para dañar la economía rusa con motivo de la guerra en Ucrania. De llevarse a cabo, la importación de este metal desde Rusia se haría inviable. Actualmente, el 3% del aluminio adquirido por EEUU en los mercados internacionales proceden de este país.
Asimismo, la medida trata de castigar el 'dumping' de aluminio ruso patrocinado por Moscú y que perjudica a las compañías norteamericanas.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha defendido el arancel como "un paso importante para asegurar la viabilidad de la industria del aluminio estadounidense".
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