La nación nórdica necesita urgentemente nueva capacidad energética, ya que se prevé que la demanda se duplique con la mayor electrificación de la economía. En la actualidad, el país cuenta con seis reactores que suministran aproximadamente un tercio de su energía, mientras que las turbinas hidroeléctricas y eólicas cubren la mayor parte del resto.
La financiación es uno de los mayores obstáculos para la energía nuclear, ya que los reactores cuestan miles de millones de dólares y tardan años en construirse, lo que a menudo agrava el precio. El modelo presentado el lunes se centra en la financiación de un programa de hasta 6.000 megavatios, o cuatro reactores a gran escala, y se ha inspirado en los planes de la República Checa para financiar nuevas unidades en el complejo de Dukovany.
"Nos hemos fijado mucho en el modelo checo", ha declarado en una rueda de prensa en Estocolmo Mats Dillen, que dirigió una investigación designada por el Gobierno. "Ha sido aprobado recientemente por la Comisión Europea, lo que lo hace interesante para nosotros, ya que nos permite tomar un modelo de apoyo que sabemos que cuenta con el beneplácito de la comisión", ha comentado.
Las propuestas se enviarán para consulta a diversas instituciones, empresas y organismos públicos antes de que puedan ser aprobadas por el Gobierno.
Una de las características es el modelo CfD, utilizado tanto para Hinkley Point C de Electricite de France SA en el Reino Unido como para Dukovany. En virtud de este mecanismo, los promotores y el gobierno acuerdan un precio fijo por la electricidad durante un cierto periodo de tiempo, lo que proporciona seguridad sobre los ingresos futuros. Si los precios de mercado bajan demasiado, el generador recibe un complemento del Estado. En cambio, el operador de la central debe devolver la diferencia si la tarifa de mercado es más alta.
A diferencia del sistema de financiación de Hinkley Point, cuyo coste total se estima en unos 47.900 millones de euros a precios de hoy, el modelo propuesto para Suecia también implica préstamos públicos para financiar la construcción. Según la propuesta, el Gobierno pediría prestado hasta el 75% de los costes de inversión, lo que podría aumentar la deuda pública en unos 300.000 millones de coronas suecas (28.500 millones de dólares).
La empresa estatal sueca Vattenfall AB y la finlandesa Fortum son algunas de las compañías eléctricas que estudian nuevos reactores.
La hoja de ruta del gobierno prevé que al menos 2.500 megavatios estén operativos en 2035, suficiente para abastecer a unos 2,5 millones de hogares europeos. Según Vattenfall, un nuevo reactor podría entrar en funcionamiento en la primera mitad de la década de 2030.
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