Por tanto, el agua no es sólo sinónimo de vida, sino también de salud, de desarrollo y de prosperidad, y gestionar adecuadamente este recurso es esencial para construir un futuro pacífico y sostenible. Este es precisamente el lema de este año de la Semana Mundial del Agua, que se celebra estos días recordando la importancia de la colaboración entre territorios y naciones para alcanzar ese objetivo.
Una adecuada gestión del agua contempla diferentes aspectos, como su correcta canalización para abastecer a toda la población, el uso de sistemas de optimización que permitan el ahorro en su consumo, o su reutilización para darle una segunda vida en otros usos como la agricultura. Hay países que se han convertido en un ejemplo a seguir en su forma de afrontar los retos de la escasez de este recurso. La empresa social AUARA, que destina el 100% de sus dividendos a construir pozos, tanques de recogida de agua de lluvia y sistemas de saneamiento en países en desarrollo, ha seleccionado estos tres:
Egipto. Es uno de los países con más estrés hídrico del planeta y donde menos llueve del mundo, y para hacer frente a esta realidad ha elaborado un plan nacional de recursos hídricos basado en cuatro ejes principales: racionalización del uso del agua, mejora de la calidad del agua, provisión de fuentes de agua adicionales, y establecer un entorno adecuado para una gestión óptima del agua. Cuenta con varios proyectos importantes, para la rehabilitación de canales que mejoren la distribución y suministro de agua, para la transformación de los sistemas de riego, la reutilización del agua de drenaje agrícola o la gestión racional de las aguas subterráneas.
Uno de sus proyectos más ambiciosos es la construcción de un río artificial de 114 kilómetros de longitud llamado Nuevo Delta que transportará más de 10 millones de metros cúbicos de agua diarios a todo el país, garantizando el acceso a recursos hídricos sostenibles y la seguridad alimentaria de la población. También cuenta con la planta de tratamiento de aguas residuales más grande del mundo, con capacidad para producir 5,6 millones de metros cúbicos diarios para abastecer a 162.000 hectáreas de cultivo. Además, en el país existen ya 33 plantas desalinizadoras, y otras siete en construcción.
Singapur. Es una mezcla entre ciudad-estado y país insular situado en el sudeste asiático, y el segundo lugar del mundo con mayor densidad de población. Esto hace que sufra un importante nivel de estrés hídrico, a pesar de ser también uno de los países con mayores registros de lluvias. Su problema añadido es que no dispone de extensiones de tierra capaces de captar agua, y tampoco cuenta con aguas subterráneas. Por ello, se ve en la necesidad de importar agua de la vecina Malasia. Conseguir alcanzar la autosuficiencia hídrica se ha convertido en un gran desafío, y el país se ha marcado como meta el año 2061 para conseguirlo.
La estrategia de Singapur se centra en tres focos: maximizar la recolección de agua de lluvia, reciclar y reutilizar las aguas residuales, e impulsar la desalación de agua. Para ello, realiza importantes esfuerzos en investigación e innovación en tecnologías del agua y plantas de tratamiento. Hoy, es capaz de satisfacer hasta el 30% de sus necesidades de agua con agua reciclada de alta calidad (denominada NEWater), y hasta el 25% con agua desalinizada. Todo ello ha convertido al país en un referente internacional en gestión integral del agua.
India. Este país concentra el 18% de la población global, pero sólo el 4% de los recursos hídricos del planeta. El 70% del agua en superficie no es apta para el consumo humano y se calcula que 63 millones de personas carecen de acceso a agua potable. Por ello, es el mayor extractor y consumidor de aguas subterráneas del mundo, contando con 20 millones de pozos, lo que ha llegado a generar una situación de sobreexplotación que les ha obligado a acometer una mejor gestión de sus acuíferos. Y la tecnología juega un papel fundamental en este reto.
A través del programa Horizonte 2020 de la Unión Europea y del Gobierno de India se han financiado siete acciones de I+D que están consiguiendo dotar al país de un uso más sostenible del agua y mejorar el acceso de la población a agua potable. Estas iniciativas innovadoras abordan aspectos como la purificación de agua contaminada, el tratamiento de aguas residuales para su uso en la agricultura, la recogida de aguas pluviales y la recuperación de recursos, o mecanismos de control de los sistemas de distribución y tratamiento de aguas.
Varias entidades y organismos internacionales están llevando a cabo diferentes iniciativas en terreno para contribuir a mejorar la gestión del agua en India y garantizar el suministro de agua para su consumo y para el uso agrícola, ya que de él depende la subsistencia de millones de personas. En el caso de AUARA, en colaboración con la Fundación Esperanza y Alegría, ha desarrollado cerca de 30 proyectos para facilitar el acceso a agua potable de poblaciones vulnerables, a través de la construcción de pozos, la instalación de purificadoras de agua y la puesta en marcha de sistemas de saneamiento.
La tecnología junto con la colaboración y la concienciación de todos para cuidar este recurso y frenar el cambio climático son elementos fundamentales para garantizar un futuro sostenible y el derecho humano al acceso a agua potable de todas las personas.
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