Casi la mitad de las inversiones realizadas tienen menos de cinco años de trayectoria, lo que posiciona al CVC como un fenómeno reciente que está cogiendo tracción y tiene un gran potencial de crecimiento y profesionalización.
Se conoce como Corporate Venture Capital (CVC) a la inversión directa (no a través de fondos independientes de VC) que grandes compañías realizan en startups y empresas emergentes con el objetivo de acceder a nuevas tecnologías y mercados y fomentar la innovación interna. En España, esta modalidad de innovación abierta ha empezado a adquirir tracción y está en fase de crecimiento, aunque en muchos casos no se realiza de una forma estructurada. Según el informe ‘El Corporate Venture Capital en España’, realizado por BackFund (firma española especializada en startups en fases iniciales de desarrollo), 8 de cada 10 empresas (el 82%) han invertido alguna vez en alguna startup, aunque solo un 67% cuenta con una estructura de CVC consolidada.
El informe, elaborado a partir de entrevistas a directivos de 50 grandes empresas españolas, se ha presentado hoy en una jornada celebrada en colaboración con la Universidad de Navarra en Madrid y Grupo Lets. Durante el encuentro, Ángel Niño, delegado de Innovación y Emprendimiento del Ayuntamiento de Madrid, ha destacado que Madrid se encuentra actualmente en un buen momento tecnológico, y ha animado a las empresas a apoyar a las startups madrileñas para que puedan quedarse en la región.
“Una de las principales conclusiones que se extraen del estudio es que el CVC es un fenómeno reciente en nuestro país, pues casi la mitad de las iniciativas de innovación abierta registradas tienen menos de cinco años de trayectoria. Por tanto, tenemos una gran oportunidad de profesionalizar la inversión en startups para poder aprovechar todo el potencial que ofrece a las grandes empresas. Y esa profesionalización pasa por disponer de un vehículo de inversión sólido de CVC que gestione esta actividad de forma estratégica y diversificada”, sostiene Natalia Fernández, asociada de BackFund y autora del informe.
Del 33% de compañías que no disponen todavía de este tipo de vehículo, más de la mitad (56%) sí han decidido apostar en alguna ocasión por invertir en alguna empresa emergente. Además, el 85% del total de empresas consultadas cuenta con otros programas de innovación abierta que buscan integrar ideas externas y compartir recursos y conocimientos entre organizaciones para impulsar el desarrollo de productos, servicios y procesos. Pero en general, estas inversiones no están todavía lo suficientemente diversificadas, pues solo 4 de cada 10 cuentan con un porfolio de inversión formado por más de 10 startups.
Principales tesis de inversión del CVC
En cuanto a las fases de inversión en las que centra su atención el CVC español, el 65% de las empresas analizadas se focaliza en startups en fase seed o Series A. Esto les permite acceder a sus tecnologías emergentes con un mínimo grado de madurez que garantice su viabilidad y potencial de escalabilidad, y además ejercer un impacto positivo en su desarrollo, poniendo a su disposición recursos esenciales que potencian su crecimiento y consolidación.
Si hablamos de los objetivos que persiguen, el 64% aduce un fin puramente estratégico, y solo un 10% se centra exclusivamente en lograr un retorno financiero. El 21% combina ambos objetivos, y un 5% hace referencia a generar impacto.
Desde el punto de vista estratégico, el CVC permite a las corporaciones mantenerse al día de las últimas tendencias del mercado y adoptar de forma ágil las tecnologías emergentes más disruptivas sin el riesgo de perturbar sus operaciones principales, explorando y desarrollando nuevos mercados, probando nuevas ideas y modelos de negocio de forma externalizada, sin comprometer sus recursos centrales. Las inversiones con foco en el aspecto netamente financiero llevan más años realizándose, especialmente en los sectores de banca y seguros. Estas empresas buscan altos retornos, diversificación de carteras, reducción de riesgos y aumento de ingresos a largo plazo. Eligen los proyectos con mayor potencial de crecimiento y rentabilidad, de forma muy similar a los fondos de capital riesgo tradicionales, donde el objetivo fundamental es maximizar el retorno de la inversión.
“Más recientemente, algunas empresas del sector seguros han comenzado a ir más allá de lo financiero y empezado a desarrollar sinergias estratégicas para fortalecer sus operaciones principales. Esto apunta a una evolución hacia un modelo más integrado, en el que el crecimiento económico y el fortalecimiento estratégico se unen para expandir las actividades fundamentales de la empresa”, explica Karel Escobar CEO de BackFund.
Por último, existe un objetivo de generar impacto, que persiguen sobre todo grandes compañías que invierten a través de sus fundaciones, y que se plantean el CVC como una forma de contribuir activamente al desarrollo del ecosistema empresarial y tecnológico. Además de buscar beneficios directos, fomentan la innovación en su sector a través de la colaboración entre grandes corporaciones y startups. De esta forma amplían sus horizontes estratégicos e impulsan un entorno más dinámico y competitivo que beneficia a las empresas emergentes y al conjunto del sector.
Razones para no practicar el Corporate Venture Capital
El estudio de BackFund analiza también las barreras que encuentra ese 18% de grandes compañías consultadas que no han invertido todavía en ninguna startup, o ese 33% que no dispone de vehículo de CVC.
La principal barrera detectada es la percepción de que no tienen esa necesidad o que el momento no es oportuno. Le sigue la falta de apoyo por parte de la dirección o la falta de alineación entre la alta dirección y los mandos intermedios a la hora de imprimir relevancia a las iniciativas de inversión. A continuación destacan la existencia de experiencias negativas previas (inversiones que no obtuvieron los resultados esperados) o la falta de recursos o presupuestos para hacer frente al CVC, optando por otros modelos o iniciativas de innovación abierta.
Patrones comunes en las empresas que apuestan por el CVC
Por último, en aquellas corporaciones que sí encuentran en el Corporate Venture Capital una herramienta estratégica para su negocio, el informe identifica una serie de correlaciones resumidas en cuatro patrones comunes.
El primero es el tamaño de la empresa: las más grandes, con mayores recursos y plantillas, disponen con más probabilidad de un vehículo de inversión de CVC, aunque esto no está directamente relacionado con el número de inversiones realizadas. El segundo aspecto es la antigüedad: las que tienen mayor trayectoria y experiencia en el mercado son más propensas a desarrollar programas de CVC. Asimismo, las empresas que tienen implantada una cultura de innovación abierta, con frecuencia mantienen una actividad de inversión de capital en startups como mecanismo estratégico para fomentar su propio crecimiento y adaptabilidad al mercado. Y el cuarto factor es la presencia internacional: aquellas con vocación global se inclinan más a apostar por este tipo de inversiones en empresas emergentes.
“Las organizaciones que cuentan con más recursos, ya sea en términos de tamaño, antigüedad o internacionalización, se apoyan con mayor frecuencia en el Corporate Venture Capital. Y esto varía también en función de los sectores o industrias, con algunos que presentan una gran adopción y otros en los que es más limitada. De lo que no hay duda es de que el CVC tiene un significativo potencial de crecimiento en España, y el camino es prometedor para aquellas compañías que se atrevan a innovar y liderar en este ámbito”, concluye el CEO de BackFund.