Por lo que se sabe hasta ahora, dará un único concierto en España, el 30 de mayo, inaugurando con ello el estadio Santiago Bernabéu tras años de remodelación.
Un acontecimiento único e irrepetible: un gran negocio. Y la tecnología no podía faltar para exprimir el negocio al máximo, haciendo que hasta la reventa de entradas sea, cada vez más, algo del pasado.
Oferta y demanda
Las reventas suponen un grave perjuicio para el negocio de los espectáculos de masas. Un estudio de hace seis años, uno de los más recientes, estimaba que uno de cada cuatro españoles había revendido alguna vez una entrada y que el sobrecoste para el comprador oscilaba entre el 7 % y el 1 000 %, con una media del 147 %.
La solución para atajar esto puede pasar por la decisión que tomó el grupo alemán Rammstein hace pocos meses de demandar a páginas web de reventa. O por la de Ticketmaster, el gigante mundial de venta de entradas, que también está decidido a terminar con la reventa mientras que hace un gran negocio. Y lo está aplicando a los swifties, nombre con el que se conoce a los fanes de Taylor Swift.
Para ellos va este aviso: Ticketmaster ha puesto a la venta entradas Platinum, que coinciden, según su web, con el tipo de entradas que tiene más demanda para un determinado evento y que, por tanto, tendrían más probabilidad de terminar formando parte de la reventa.
En lugar de poner a la venta las entradas a un precio fijo, éste es dinámico y cambia según la demanda en el mercado en cada momento (aunque siempre será mayor que el precio fijo de los pases normales).
Según Ticketmaster es algo similar a lo que hacen las aerolíneas o los hoteles, aunque la realidad es diferente, ya que aviones u hoteles hay muchos, pero conciertos como el de Taylor Swift en Madrid solo va a haber uno. La realidad es que el mecanismo se parece más al de una subasta entre fanes.
Solo para swifties
Estas entradas Platinum podrán llegar a tener precios superiores a los 500 euros. Por ello se esfuerzan tanto en la web de Ticketmaster en indicar que no son entradas VIP ni proporcionan ningún servicio adicional. El procedimiento es relativamente sencillo:
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Los fanes se registran en la web de Ticketmaster.
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Las entradas se ponen a la venta a un precio variable.
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Se adjudican las entradas dejando probablemente fuera a un gran número de fanes que se habían registrado.
En resumen, el negocio de la reventa queda en manos de Taylor Swift y Ticketmaster.
Se estima que unos 65 000 swifties llenarán el Bernabéu. Considerando un precio medio de 200 euros por entrada, podría llegar a significar una facturación total de 13 millones de euros. Para obtener las ganancias finales de la artista, a esta cifra habría que descontar el porcentaje de la promotora, el coste de la producción, el alquiler del estadio y los impuestos. Aun así, la cantante, con el sistema de Ticketmaster, incluso podría multiplicar por dos los ingresos en taquilla.
Este modelo ya se ha aplicado antes (Madonna, U2, Lady Gaga…) y es legal, aunque pueda resultar poco ético o injusto para muchos fanes, que se ven perjudicados en favor del artista y de la empresa de venta de entradas.
Es una forma de especular con la demanda y el valor de mercado de los tiques, aprovechando la exclusividad del evento. El procedimiento, sin duda, favorece a quien más dinero tenga y esté dispuesto a pagar por una entrada, sin importarle el valor real del espectáculo, y perjudica a la gran mayoría de fanes que no pueden acceder a las entradas Platinum.
Estrella ganadora
En realidad, en este juego de música, concierto y fanes, Taylor Swift es la banca. A la cantante, multiinstrumentista, productora, actriz y activista la respaldan 200 millones de discos vendidos, 11 premios Grammy y un patrimonio neto de 570 millones de dólares.
Según el conocido medio Billboard, el cantante británico Ed Sheeran realizó entre 2017 y 2019 la gira más lucrativa de todos los tiempos, recaudando 776,2 millones de dólares en 255 conciertos. Según la revista Forbes, Taylor Swift podría estar cerca de esta cifra con unos ingresos estimados de 620 millones de dólares. La realidad se impone: la banca siempre gana.
Luis Garvía Vega, Director del Máster Universitario en Gestión de Riesgos Financieros (MUGRF) en ICADE Business School, Universidad Pontificia Comillas
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.