Ya hemos hablado del trabajo en remoto desde casa pero, ¿qué pasa si este se da desde un destino vacacional? Trabajar y desconectar parecen términos enfrentados pero las nuevas tecnologías ayudan a conciliar ambas.
Trabacaciones o workation son los términos que, en la jerga empresarial, hacen referencia a la posibilidad de teletrabajar desde lugares vacacionales, adecuando siempre los tiempos de trabajo y descanso a los derechos laborales de la persona trabajadora.
Alineado como una modalidad de teletrabajo, el poder llevar a cabo las tareas laborales desde una segunda residencia o un lugar de vacaciones puede generar beneficios a nivel personal y productivo.
Entre los beneficios:
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Aumenta para el trabajador la sensación de descanso y de duración de las vacaciones.
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Mejora la conciliación laboral y familiar.
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Se incrementa la productividad.
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El trabajador sale de su rutina y reduce el estrés.
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Se fomenta la motivación de las personas.
Si los beneficios son múltiples, también hay que estar atentos a los posibles riesgos:
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Frustración por no poder disfrutar del lugar vacacional.
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Pérdida de contacto personal.
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Disminución de la productividad.
Estos se derivan, sobre todo, de un mal diseño del modelo de trabajo en remoto.
El diseño es la clave
El trabajo no debe consistir en estar sino en hacer. Con las nuevas tecnologías ya presentes en todos los aspectos de la vida, deben servir también para optimizar y aumentar la productividad en el trabajo. En este sentido, la clave está en el diseño de las tareas. Hoy en día se puede hacer prácticamente cualquier actividad sin estar en el lugar de trabajo (llámese trabajo a distancia o teletrabajo).
Esto supone un cambio importante en la forma de pensar de las organizaciones. Ahora hay que dar prioridad al diseño de las tareas necesarias para alcanzar los objetivos empresariales y valorar a las personas por lo que pueden hacer, y no por el tiempo que pasan en su lugar de trabajo.
El deporte es un buen ejemplo de trabajo por objetivos. Al deportista no se le valora por el tiempo que entrena, sino por la marca que logra en la competición. Cada deportista tiene rutinas diferentes de entrenamiento que pueden derivar en resultados similares.
La clave de su éxito está en conocerse y establecer rutinas de trabajo y de descanso que le permitan optimizar su rendimiento.
Quizás este sea el modelo a seguir: conocer a la persona que trabaja para poder ajustar sus tareas a sus competencias. Principio básico de la ergonomía, adecuación entre demandas y capacidades.
Dar confianza para generar responsabilidad
En este sentido, destacan los conceptos de confianza, autonomía y responsabilidad. Gestionar las tareas a través de una relación de confianza permite que el empleado asuma la responsabilidad sobre su trabajo.
Alcanzar los objetivos estratégicos supondrá esfuerzos para ambas partes (empresa y persona trabajadora). Aumentar la flexibilidad, romper con la obligación del presentismo y facilitar la conciliación puede mejorar la motivación, reducir el estrés y servir de catalizador de la productividad del empleado. Y, además, demandará esfuerzo y responsabilidad por parte de la persona trabajadora.
En definitiva, un modelo de trabajo a distancia bien diseñado ofrece beneficios para todas las partes. El reto está en que las organizaciones asuman que el modelo presentista es contraproducente y ha quedado obsoleto.
La vida laboral es una carrera de larga distancia. Diseñar adecuadamente las tareas y fomentar la conciliación permitirá a las personas trabajar más y mejor, generando beneficios para todas las partes implicadas.
Iván Fernández Suárez, Profesor en el máster en Prevención de Riesgos Laborales en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y Consultor de prevención para Fraternidad-Muprespa, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.