Actualmente, la ocupación sigue ligeramente por debajo de los 20,5 millones de personas. Este dato se aproxima al récord de 2007, cuando en nuestro país llegó a haber 20,7 millones de ocupados.
La mejora de la productividad, una de las tareas pendientes
Los datos del empleo muestran una evolución positiva después del primer impacto de la pandemia, aunque con una ralentización evidente como demuestran estos mismos datos del primer trimestre. Sin embargo, la cifra de horas semanales trabajadas por el conjunto de la población ocupada no evoluciona al mismo ritmo. De hecho, con respecto a los datos previos a la irrupción de la covid, las horas trabajadas han crecido menos de lo que lo ha hecho la ocupación.
Si se toma como referencia el primer trimestre de 2019, en ese periodo la población española ocupada acumuló un total de 639 millones de horas semanales trabajadas. Sin embargo, en el primer trimestre de 2023 han sido 661 millones.
Pese a que, a priori, la cifra sea más alta, para entender mejor la evolución de este dato, también hay que observar la ocupación. Así, esas 639 millones de horas del primer trimestre de 2019 corresponden a 19,5 millones de personas ocupadas, que eran las que había al término de 2019. Sin embargo, las 661 millones de horas trabajadas semanalmente durante el primer trimestre de este año se han repartido entre 20,5 millones de personas. Es decir, en comparación con el trimestre equivalente de 2019, el primer trimestre de 2023 arroja una ocupación un 5 % más alta y mientras que la productividad —representada en horas trabajadas—, solo ha aumentado un 3,5 %.
Crece el subempleo entre las personas con contratos indefinidos
Otra perspectiva para analizar el desempeño productivo de la población ocupada en España es el subempleo. Según el Instituto Nacional de Estadística, el término subempleo hace referencia al “conjunto de ocupados que desea trabajar más horas, que está disponible para hacerlo y cuyas horas efectivas de trabajo en la semana de referencia son inferiores a las horas semanales que habitualmente trabajan los ocupados a tiempo completo en la rama de actividad en la que el subempleado tiene su empleo principal”.
Si observamos este indicador, a simple vista se aprecia una tendencia decreciente del subempleo, ya que son menos las personas que se declaran en esta situación que antes de la pandemia. Así, mientras que en el último trimestre de 2019 había 1,8 millones de personas subempleadas, en el primer trimestre de 2023 son 1,7.
Aunque en los últimos cuatro años ha ido fluctuando de manera considerable —en gran medida, como consecuencia de la pandemia—, a lo largo de 2022, con la entrada en vigor de la reforma laboral, el subempleo decreció de manera evidente. Así, 2021 cerró con 1,8 millones de personas ocupadas en situación de subempleo. Una cifra que en solo seis meses disminuyó en casi 200.000 personas, hasta alcanzar los 1,6 millones de subempleados. Pese a esto, 2022 finalizó con un ligero repunte que, no obstante, mantuvo el subempleo alejado de las cifras previas a la reforma laboral.
Si se observa la evolución del subempleo con mayor detalle, pese a la reducción generalizada, sí que se aprecia una nueva tendencia como consecuencia de la reforma laboral: desde la entrada en vigor de este nuevo marco normativo, el subempleo entre las personas ocupadas con contratos temporales ha decrecido considerablemente, mientras que entre las contrataciones indefinidas ha aumentado de manera significativa.
Así, al cierre de 2021, el subempleo entre los ocupados con un contrato temporal se situaba en las 800.000 personas. Una cifra muy similar a la de los subempleados con contrato indefinido por aquel entonces (837.000 personas).
Sin embargo, desde el primer trimestre de 2022, comenzaron a distanciarse. Mientras que el subempleo entre los ocupados con contratación temporal ha ido decreciendo hasta los 515.600 de enero a marzo de 2023, entre los que tienen contratos indefinidos se ha producido una subida del 22 %, en comparación con el último trimestre de 2021, alcanzando un total de 1.021.500 subempleados.
El impacto de la reforma laboral radica en que, por un lado, se han disparado las contrataciones indefinidas –y, por lo tanto, la presencia de personas con este tipo de contrato sobre el conjunto de la población ocupada es mayor— y, por otro lado, en que parte de estos nuevos contratos pertenecen a la modalidad de contrato fijo discontinuo. Una fórmula que, pese a ser indefinida, está pensada para los empleos de carácter estacional y en los que los empleados solo trabajan y perciben un salario durante periodos concretos del año.
Este cambio de paradigma también se ha hecho notar en InfoJobs. Según el informe Estado del mercado laboral en España 2022, durante el pasado año, el 38 % de las 2,7 millones de vacantes publicadas ofertaban un contrato indefinido (frente al 24 % del año anterior). Por su parte, la presencia de los contratos fijos discontinuos en la oferta de empleo de InfoJobs pasó de ser el 0,5 % en 2021 al 5 % en 2022. Es decir, el portal de empleo registró el pasado año más de 1,1 millones de vacantes con contratos fijos o fijos discontinuos.
Tal y como destaca Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs, “el incremento de las contrataciones indefinidas es, sin duda, una de las grandes noticias para el empleo de los últimos meses. Sin embargo, el mercado está mostrando algunas señales de alarma que conviene atender. Es el caso del descenso de las horas productivas o de la tendencia creciente del subempleo entre la población ocupada que tiene un contrato indefinido. Dos hechos que muestran algunas limitaciones en el mercado y que, de no revertirse, a largo plazo repercutirán negativamente tanto en el bienestar de las personas trabajadoras como en el funcionamiento óptimo del mercado laboral”.
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