También resultan relevantes para este colectivo la conveniencia de que se adapte a sus necesidades (19%) y la imposibilidad de encontrar nada mejor (18%). En relación con el año 2023 pierde peso la intención de ahorrar para una futura compra, un argumento con el que, en 2024, coinciden el 13% de quienes han alquilado habitación frente al 20% del año anterior.
“El encarecimiento del alquiler es el responsable del gran aumento de la demanda de pisos compartidos. Los altos precios hacen que los ciudadanos se vean obligados a vivir en una vivienda compartida para repartir gastos y hacer frente al pago de la renta mensual. Esta frustración impacta en el desarrollo de los ciudadanos y en la evolución de su ciclo vital, ya que cuando se comparte por obligación y no por elección, cuestiones como la natalidad o la salud mental se ven perjudicadas. También es relevante destacar el aumento del volumen de inquilinos insatisfechos que intentan encontrar una vivienda en alquiler y no lo consiguen”, comenta María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.
Desciende la efectividad del alquiler compartido
Junto al grupo del 3% de demandantes de habitaciones en pisos compartidos, hay otro 10% de particulares que ha alquilado o intentado alquilar una vivienda completa, lo que sitúa la cifra total de demandantes de alquiler en el 12% de la población mayor de 18 años.
Estos dos grupos, los de demandantes de vivienda completa y de vivienda compartida, no son estancos. De hecho, hay un 11% de demandantes de una casa completa que también buscaron habitación en piso compartido. Y, a la inversa, entre los que han alquilado o intentado alquilar habitación, hay un 35% que también exploraron el arrendamiento en solitario.
En cuanto a la consecución de su objetivo, el 56% de quienes han demandado alquiler de piso compartido lograron cerrar la operación, mientras que el 44% restante no lo consiguió, unos porcentajes que suponen un cambio de diez puntos porcentuales respecto a la proporción (66%-34%) del año 2023. Es decir: hay un descenso significativo en la efectividad de las acciones de demanda de vivienda compartida.
Quienes comparten ahora, ya vivían de alquiler anteriormente
También resulta relevante la situación residencial previa de este colectivo. El 57% de quienes efectivamente han alquilado una habitación en un piso compartido ya vivía de alquiler, idéntico porcentaje que en 2023. Otro 22% vivía en una casa de su propiedad y un porcentaje casi parejo (el 21%) en un inmueble propiedad de un familiar por el que no pagaba alquiler. La distancia entre ambas opciones se ha cerrado ligeramente en el último año.
Y en cuanto a su situación residencial una vez han alquilado habitación en un piso compartido, el 31% cohabita con otras tres personas, un 26% con una persona y un 24% con dos compañeros/as más. Es decir: ocho de cada diez viven en pisos de entre 2 y 4 inquilinos en total.
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