La mayoría de las compañías reconoce utilizarla, especialmente en funciones relacionadas con los recursos humanos, pero en muchos casos sin una estrategia clara que regule su uso. Este análisis cobra especial relevancia en un momento en que Europa refuerza su apuesta por la digitalización, y organismos como el ONTSI destacan tanto el crecimiento como las desigualdades en el acceso a esta tecnología. En España, esta evolución sigue marcada por un ritmo desigual según el tamaño de las empresas, su sector de actividad o su modelo laboral. De acuerdo con los datos del informe Indicadores de uso de Inteligencia Artificial en España 2024 de este Observatorio, aquellas empresas con un número de personas empleadas más alto adoptan la IA en mayor medida y viceversa. En 2024, el 44% de las empresas de más de 249 personas utilizó inteligencia artificial mientras que en las microempresas la penetración de la IA apenas alcanzó el 7%, aunque su uso aumentó en todos los tamaños.
Un incremento que también se refleja en la última consulta sobre Transformación digital elaborada por InfoJobs, ya que tanto el uso declarado como el uso real de herramientas de IA en las empresas han crecido con fuerza en el último año. Concretamente, el declarado pasa del 24% de 2024 al 38% en 2025 —y aumenta para gestiones de RR. HH, pero sobre todo para otras tareas (+11 p.p.)—, y el real se incrementa desde el 47% al 59%, con una subida significativa de todas las herramientas.
En este contexto de auge, la mayoría de las empresas que emplean inteligencia artificial lo hace a través de soluciones prácticas y accesibles. Destacan especialmente las herramientas de traducción automática (utilizadas por el 40% de las compañías vs. el 34% en 2024) y los chatbots o tecnologías de procesamiento de lenguaje natural (37% vs. un 24% el año anterior). También han ganado peso las aplicaciones de IA generativa, como asistentes de escritura o herramientas de generación de contenido.
Uno de los datos más significativos en cuanto al uso real es que solo el 32% de las empresas afirma no usar ninguna herramienta de IA, lo que supone una caída de 13 puntos porcentuales respecto a 2024. Esto refleja una consolidación real, aunque con predominancia de tecnologías de aplicación directa y bajo coste de implementación, que permiten automatizar tareas comunicativas y mejorar la eficiencia en la atención o gestión documental.
Políticas y regulación interna: una asignatura pendiente
El avance de la inteligencia artificial en la empresa convive con una falta clara de estrategias internas. A día de hoy, el 56% de las compañías no cuenta con una política definida sobre su uso, y solo el 9% establece limitaciones concretas. Estas restricciones, cuando existen, se dan sobre todo en organizaciones de más de 50 empleados o en aquellas que ya han desarrollado herramientas propias, y responden principalmente a cuestiones de privacidad, seguridad de los datos y aspectos éticos o legales.
De entre las motivaciones para limitar el uso destacan la preocupación por la privacidad y seguridad de los datos, con un 52% de las empresas destacándolas, y las preocupaciones éticas y jurídicas, con un 35%.
Respecto al desarrollo interno de tecnología, apenas un 16% de las empresas ha implementado herramientas de IA creadas por ellas mismas. Sin embargo, hay señales de crecimiento: otro 17% prevé hacerlo en los próximos 12 meses. Estas cifras son especialmente relevantes entre las compañías que se perciben como más digitalizadas, que coinciden con los perfiles más avanzados también en el despliegue de soluciones propias de IA.
La IA en Recursos Humanos: más presencia en fases iniciales del proceso
El área de Recursos Humanos continúa siendo uno de los espacios donde la inteligencia artificial se incorpora con más frecuencia. En concreto, las empresas que ya usan IA dentro de sus procesos de selección declaran un mayor uso en fases como la búsqueda de candidatos (un 48% frente a un 38% en el año anterior) o la planificación de entrevistas (un 46% frente a un 38% en 2024), dos momentos clave del proceso en los que la automatización aporta eficiencia.
En cuanto a las que no la utilizan pero prevén hacerlo, la intención de uso futuro se mantiene estable respecto al año anterior, lo que apunta a una fase de consolidación más que de expansión. Esta estabilización sugiere que las organizaciones están asentando sus prácticas en torno a la IA más que explorando nuevos casos de uso.
Desigualdades estructurales y retos éticos de la IA
El debate sobre el papel de la IA en la equidad laboral cobra fuerza a medida que se generaliza su uso. Aunque esta tecnología tiene el potencial de reducir desigualdades y sesgos, la mayoría de las empresas no lo percibe como un avance en este sentido. Solo el 20% considera que puede favorecer una contratación más inclusiva, frente al 37% de la población ocupada que sí confía en este potencial. Lo que ilustra que 4 de cada 10 personas ocupadas ven en la IA una herramienta útil a la hora de contratar de manera igualitaria y sin discriminación, frente solo a 2 de cada 10 empresas.
Estos datos ponen sobre la mesa la necesidad de acompañar la adopción tecnológica con reflexión ética, políticas de uso y formación específica para que la IA contribuya realmente a una cultura empresarial más inclusiva.
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