Hay muchas razones por las que alguien puede entablar una relación en su lugar de trabajo. Los estudios demuestran que las personas gravitan hacia otras personas con rasgos de personalidad, antecedentes, creencias e ideas comunes. La proximidad y la familiaridad también influyen en la atracción, algo que los psicólogos llaman el efecto de mera exposición.
Para bien o para mal, las oficinas son un lugar en el que las personas con ideas afines coinciden durante muchas horas. Así pues, no es de extrañar que muchas estén abiertas al amor en el trabajo. Una encuesta realizada en Reino Unido en 2020 reveló que el 18 % de los británicos conoció a su pareja actual o más reciente a través del trabajo.
Si estás pensando en entablar una relación con tu compañero o compañera de mesa, o incluso con tu jefe o jefa, aquí tienes algunas cosas que debes tener en cuenta.
1. ¿Es una relación jerárquica?
A pesar de su prevalencia, los ligues de oficina siguen estando mal vistos, y más después del movimiento #MeToo. Decidir iniciar una relación con diferencia jerárquica en el trabajo (cuando uno de los miembros de la pareja tiene una posición con mayor rango que el otro) no es algo que deba tomarse a la ligera.
Una persona de menor estatus laboral que se empareje con su jefe o con un trabajador de mayor rango a veces tiene que enfrentarse a cotilleos y a tapones en su carrera a causa de esa relación. Aunque algunos puedan pensar que una relación así podría ayudarles a progresar en el trabajo, en realidad su situación sentimental podría obstaculizar su progreso. Se ha descubierto que la persona de menor estatus en esa relación tiene menos probabilidades de ser promocionada o recomendada para oportunidades de formación.
2. ¿Cómo puede afectar al rendimiento laboral?
Con el amor y el sexo en el cerebro, ¿alguien consigue trabajar? La postura general es que el besuqueo es malo para los negocios y afecta a la productividad. Los estudios muestran que los sentimientos de pasión y amor, especialmente en las primeras etapas de una relación, pueden afectar negativamente a la productividad porque nuestras mentes están en otra parte y no en las tareas que tenemos a cargo.
Esto es especialmente difícil en un entorno profesional, y cuando quizás haya que trabajar codo a codo con la pareja. Sin embargo, se pueden tomar medidas para evitar distracciones, como reducir al mínimo las comunicaciones que no estén relacionadas con el trabajo y evitar los gestos de intimidad en el espacio laboral.
3. ¿Lo permite su organización?
El flirteo y las citas son situaciones naturales, guste o no a las empresas. Prohibir las relaciones amorosas en el trabajo no es la solución y, en todo caso, solo consigue que se lleven a la clandestinidad.
A pesar de ello, hay empleadores que gestionan las relaciones mediante contratos de amor: normas y políticas escritas que confirman que la relación es consentida y voluntaria. Esto no solo está pensado para proteger a la pareja, sino para proteger al empleador de ser demandado por acoso si la relación se rompe.
Es probable que los empleados no quieran revelar a sus superiores directos, al personal de recursos humanos o a sus compañeros con quién mantienen relaciones. De hecho, el artículo 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos protege el derecho de las personas a la vida privada y familiar, lo que podría explicar por qué los contratos amorosos no se utilizan en el Reino Unido.
Los empresarios tienen que equilibrar sus propios intereses empresariales con el derecho a la privacidad de sus empleados. Sin embargo, al igual que existen políticas y formación para abordar el acoso sexual, la discriminación y la salud mental, también es necesario abordar los romances en el lugar de trabajo. La empresa debe tener políticas y directrices accesibles (y razonables) sobre la divulgación de las relaciones, especialmente cuando son jerárquicas.
4. ¿Qué pasa si se rompe la relación?
Si bien nadie planea que su relación termine, las cosas suceden y es mejor estar preparados. En una relación fuera del lugar de trabajo una ruptura puede significar que la productividad disminuya o que se necesite descanso por salud mental. Pero si se trabaja con una expareja hay otras cuestiones que tener en cuenta, como si tienen que interactuar o trabajar juntos en un proyecto.
Cuando corresponda, debe ser posible solicitar un cambio de equipo o trabajar de forma remota hasta que se recupere la calma.
Las empresas también pueden ofrecer asesoramiento o programas para apoyar a los empleados que atraviesan momentos difíciles, como depresión, duelo o las secuelas por la ruptura de una relación.
En última instancia, la forma en que los empleadores eligen gestionar el romance en el trabajo depende de que:
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Reconozcan que las relaciones en el lugar de trabajo existen.
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Comprendan que los empleados más felices y satisfechos tienden a ser más productivos y colaboran mejor en los equipos.
Lo mejor para los empleadores es apoyar el bienestar de los trabajadores, incluso (y especialmente) cuando esos trabajadores se enamoran.
Chantal Gautier, Lecturer, Organisational Psychologist and Sexologist, School of Social Sciences, University of Westminster
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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